Solidaridad entre pastores

Como hiciera Lola Flores, pero con cabras en vez de pesetas. A Enrique Ferrer, el ganadero que perdió la práctica totalidad de su rebaño tras la colisión de unas 400 cabras contra un tren regional, no le queda otra a la que agarrarse. Y por ello, realiza ahora un llamamiento a la solidaridad de pastores y ganaderos de toda España: «Con que me den una chivita cada uno, yo ya puedo volver a salir adelante».

Después de que Junta de Andalucía y Ayuntamiento se pusieran de acuerdo el pasado jueves para poner fin al problema que generaban los 9.600 kilos de animal muerto en el vertedero -sin cargo para él-, el pastor quiere retomar su actividad lo más pronto posible: «Voy todos los días por lo menos diez veces al establo, y ya no sé dónde meterme. Cuando veo lo que hay, se me hace un nudo en el estómago».

Enrique, que valora su pérdida en unos 50.000 euros, ha dejado además de ingresar otros 1.500 euros mensuales -sin contar los gastos de alimentación y cuidado veterinario- que le daban de sí los 200 litros diarios de leche que estaban generándole hasta ahora sus cabras. Además su mujer, María Dolores, tiene asegurado sólo un mes de empleo más en su puesto como vigilante de seguridad. Fue a ella, precisamente, a quien se le ocurrió la idea de hacer la petición pública.

El pastor de Arcos

Esta iniciativa tiene su precedente en otro caso de la provincia. A comienzos de 2005, Laureano Gregorio, un pastor de Arcos de la Frontera, fue encarcelado después de que sus cabras entraran en una finca y comieran hojas de algarrobo, una especie protegida. Gracias a la presión política y sindical, logró salir en tercer grado un mes después, aunque perdió 300 ovejas por no poder atenderlas en ese tiempo. Esa solidaridad que recibió Laureano es a la que apela Enrique ahora. «Yo lo haría», asegura.