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Un proyectil del 'Kursk'. :: AP
MUNDO

Medvédev y Putin eluden los actos del décimo aniversario del 'Kursk'

Las familias de los 118 militares fallecidos en el accidente recuerdan la tragedia en un sumergible convertido en museo

RAFAEL M. MAÑUECO
MOSCÚ.Actualizado:

Puede que las altas autoridades del Estado no estén obligadas a participar cada aniversario en las ceremonias fúnebres en recuerdo de los 118 marinos que perecieron bajo el mar cuando se hundió el submarino nuclear 'Kursk', «pero hacerlo una vez cada 10 años no estaría de más como forma de apoyo y consuelo a las madres y esposas que perdieron a sus seres queridos», dijo ayer uno de los asistentes a la ofrenda floral organizada ante la placa conmemorativa del trágico accidente en el Museo Central de las Fuerzas Armadas de Moscú.

Ni el presidente Dmitri Medvédev ni el primer ministro Vladímir Putin acudieron a ninguno de los numerosos actos celebrados ayer en el país. El 'Kursk' se fue a pique en el mar de Bárents durante unas maniobras el 12 de agosto de 2000, después de que explotaran los torpedos que llevaba almacenados en la sección de proa.

Misas en las bases

Por lo menos una veintena de miembros de la tripulación podrían haberse salvado, si se hubiera activado de inmediato el correspondiente dispositivo, pero no fue el caso. Ni siquiera demostraron transparencia, las primeras informaciones del suceso empezaron a difundirse dos días después de la catástrofe.

Tan tristes recuerdos estuvieron ayer presentes otra vez en el pensamiento de familiares y compañeros de los 118 militares que perecieron en el accidente. Hubo misas en todas las bases navales de la Armada rusa, desde Kamchatka a Kaliningrado. También en la base de la Flota del Norte, en Múrmansk, de donde zarpó el navío en su última singladura.

El estandarte con la cruz de San Andrés, enseña de la Marina, fue izado a media asta y se guardó un minuto de silencio. Se oficiaron responsos también en el cementerio Serafímovski de San Petersburgo, en donde están enterrados 32 marineros, en la iglesia de Vidiáyevo, localidad en donde vivía la mayoría de la tripulación, y en Kursk, región que dio nombre al submarino y de la que procedían 12 hombres. Moscú fue escenario de varios actos, uno de ellos en un sumergible convertido en museo.