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El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad. :: REUTERS
MUNDO

Ashtiani confiesa en televisión

El abogado de la mujer iraní, condenada a morir por adúltera, denunció que fue torturada y golpeada para confesar los cargos

EDER PÉREZ GARAY
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Sakineh Mohammadi Ashtiani entonó la noche del miércoles el 'mea culpa' ante la audiencia de la televisión iraní. La mujer, condenada a morir lapidada por adulterio, confesó haber mantenido relaciones extramaritales con otro hombre y ser cómplice del asesinato de su esposo. En azerí -su lengua materna- y con la voz temblorosa, la acusada reveló la identidad de su amante: un primo de su difunto esposo.

El letrado de Ashtiani, Houtan Kian, denunció ayer la farsa de la entrevista. «La golpearon y torturaron hasta que aceptó aparecer frente a la cámara. Su hijo Saad, de 22 años, y Saeedeh, de 17, han quedado completamente traumatizados tras ver el programa», declaró al diario 'The Guardian'. La presidiaria, de 43 años, testificó en el programa '20.30' del canal estatal desde la prisión de Tabriz, donde ha pasado los últimos cinco años acusada de mantener «relaciones ilícitas» -por lo que recibió 99 latigazos en su día-.

Los observadores internacionales reseñaron tras la emisión algunos indicios que les llevan a pensar que la confesión fue obligada. Ashtiani, por ejemplo, cargó contra la prensa occidental y anunció una denuncia contra su anterior defensor, Mohammad Mostafaei, a quien acusó de «internacionalizar» su caso. «¿Cómo te atreves a usar y mentir en mi nombre, a decir cosas sobre mí que no son verdad?», declamó.

Ola de protestas

Sin embargo, la mujer concedió recientemente una entrevista a través de un intermediario al diario londinense, de conocida repercusión mundial. En ella acusó a las autoridades persas de mentir y confundir a los medios. Las protestas internacionales consiguieron que Teherán conmutara la lapidación por la horca. En todo caso, el hermetismo del régimen de los ayatolás complica sobremanera la obtención de información fidedigna. Muchos de los datos que se conocen han trascendido por boca del anterior abogado de la reclusa, exiliado en Noruega. El letrado consideró ayer que podrían «utilizar sus declaraciones para justificar su ejecución» y que había confesado bajo presión.

El drama de Ashtani ha azuzado las conciencias de la comunidad internacional hasta tal punto que Brasil, gran aliado aliado de Mahmud Ahmadineyad, envió el lunes a Teherán una propuesta de asilo para la mujer. El ministro de Asuntos Exteriores, Celso Amorim, tentó al régimen con pragmatismo: «Quién sabe si un gesto humanitario no sería bueno para el propio Irán, para mejorar su posición en el mundo», espetó.

La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, también se unió al plantel de altos cargos que han instado al país asiático a respetar los derechos humanos, y en Venezuela un grupo de manifestantes pidió a Hugo Chávez hacer valer su amistad con el mandatario iraní para impedir la ejecución de la mujer.