«¿Qué dices que se celebra en la playa?»
Gran parte de los turistas de visita en la ciudad vivieron ajenos a la fiesta
Actualizado:Mikel Lasa y su hermano Ramón pasan durante este mes de agosto, en compañía de unos amigos, unos días en la provincia. Ninguno de ellos había oído hablar de las barbacoas de la final del Trofeo Carranza en su Rentería natal, y como muchos otros turistas nacionales que deambulaban durante ayer por el casco urbano de Cádiz, se sorprendían al conocer la multitudinaria convocatoria de anoche. «¿En qué playa dices que son esas barbacoas? Nosotros preferimos algo más tranquilito», confesaban de inmediato.
De manera similar opinaban José Manuel González y su esposa Ana, de vacaciones en la capital hasta el próximo día 30.
Este matrimonio madrileño, plano de la capital en mano, buscaba alternativas para cenar en algún lugar pintoresco. «¿Barbacoas?; no habíamos oído hablar de ellas; ¿y con qué motivo se organizan? Yo creo que no iremos, lo que haremos será buscar un sitio para cenar lejos del botellón».
Lo cierto es que Cádiz era ayer un lugar idóneo para hacer turismo. En pleno domingo, y pese al calor y el bochorno provocado por el levante, cientos de turistas deambulaban por las principales calles y no había colas para entrar en la catedral. En el monumento de Las Cortes de la Plaza España un grupo de turistas pacenses se hacía fotos a primera hora de la tarde. Tampoco sabían el motivo de que días atrás hubiera más cola de lo normal en los supermercados.
«Hemos visto por la televisión que se estaba organizando una convocatoria masiva y que venía gente de fuera, pero yo prefiero hacer turismo monumental», aseguraba Juan Ramón Avilés.
La situación se repetía minutos después en la plaza San Juan de Dios y el Mentidero, dos de los epicentros turísticos de la capital.
Pero aunque eran minoría, también había quien tenía previsto ir a la aventura. «Tal vez demos una vuelta por La Victoria», explicaba José Antonio Colsa, navarro de origen, que presumía por teléfono ante unos amigos. «Esta noche iré a una cena con 100.000 personas», bromeaba.