Rosana Villalba, su ex mujer en Paraguay: «La niña y yo vivimos muy bien, gracias»

La voz jovial de Rosana Villalba suena tan lejana como su país, Paraguay, donde cría a una hija privada de apellidos: «Estamos muy bien, estupendamente, gracias por preguntar; pero no quiero hacer ningún comentario más de aquello», respondía ayer a la llamada de LA VOZ, cuando se le preguntaba por el último año de su vida.

Esta ex reina de la belleza (elegida Miss Boquerón hace cinco años), es también ex mujer de Álvaro Domecq y Carvajal, nombre con el que Jenaro Jiménez se rebautizó para fingir ser un alto potentado español en el país sudamericano.

Con la nueva personalidad encandiló y enamoró a Rosana, once años más joven que él (tiene 32), y con la que formó un renovado hogar cerca de la capital paraguaya de Asunción, en la localidad de San Lorenzo. Juntos llegaron a engendrar una pequeña niña, que apenas cuenta con un año y tres meses, hija de un tal Domecq que ni siquiera existe (al menos en los papeles).

Para Rosana y su hija, ahora también se cumple un año: el de la desaparición de su pareja y su padre. Y es que ambas representan el reverso más dramático de la reaparición de Jenaro en España al otro lado del Atlántico. Y es que Jenaro (o Álvaro Domecq) se marchó sin dejar rastro para su nueva familia. Tal como había hecho en Cádiz en abril de 2008. De hecho, Rosana Villalba supo toda la verdad sobre su pareja por la prensa, cuando los periodistas de la televisión paraguaya y los periódicos de su país la buscaron para entrevistarla. Entonces, sonriente a pesar de la dramática historia a la que se enfrentaba, se convirtió en protagonista de los tabloides de Paraguay, que hablaban de Jenaro como un «español avivado».

Quizá por eso, Rosana, sin perder su voz amable y sonriente, responde ahora con evasivas y un «disculpe» a los periodistas, cuando se le pregunta si ha mantenido contacto con el padre de su hija. «Vivimos muy bien, nada más, muchas gracias».