Zapatero deja en amago su estocada para hacer desistir a Tomás Gómez
El presidente aplaza su encuentro en la Moncloa con el líder del PSOE de Madrid hasta que baje la tensión
MADRID.Actualizado:Demasiada tensión y demasiada atención mediática como para que las cosas pudieran ir tal y como José Luis Rodríguez Zapatero pretendía en su encuentro con Tomás Gómez.
El presidente del Gobierno decidió finalmente dar un paso atrás y dejar en suspenso la cita a la que el secretario general de los socialistas madrileños tenía previsto acudir ayer con un mensaje inequívoco: que si alguien quiere ser candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid se tendrá que enfrentar con él en unas primarias.
El Gobierno nunca quiso, en realidad, confirmar la existencia de esa entrevista, que debía haberse celebrado en el palacio de la Moncloa. Zapatero pretendía un encuentro reservado para evitar que la polémica, que ya ha tomado un cariz peligroso para el equilibrio interno del partido, siguiera creciendo. Pero del mismo modo que hace algo más de una semana trascendió el intento del presidente del PSOE, Manuel Chaves, de hablar con Gómez en privado sobre sus posibilidades electorales, no hubo forma de guardar el nuevo encuentro en secreto.
La entrevista queda cancelada, o al menos suspendida, hasta que baje el nivel de las aguas. Pero unas horas antes de que se supiera que el encuentro no tendría lugar, la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, ya había defendido en RNE que habría que abrir una reflexión «serena y discreta» sobre el asunto de las candidaturas. La dirigente socialista ha sido durante mucho tiempo, y en el polo opuesto del vicesecretario general, José Blanco, una de las principales valedoras de Gómez en la dirección del partido, pero su lealtad a los planteamientos de Zapatero no está en cuestión.
Su intervención tuvo, pues, mucho de intentar rebajar los ánimos. Aseguró que el jefe del Ejecutivo está manteniendo contactos estos días con los secretarios generales de diferentes federaciones para que, llegado el momento de la designación oficial -el 25 de septiembre si solo hay un candidato o el 3 de octubre si hay primarias-, sea posible dar con los «mejores». Un modo de defender que el trato que se está dando a Gómez no tiene nada de sospechoso.
Alabó con entusiasmo la «magnífica labor» del líder de los socialistas madrileños, a quien hizo responsable del elevado grado de cohesión y movilización que tiene el partido en Madrid. Pero también dijo que, con respeto a su trabajo y a los militantes del PSM, hay que mirar «todas las posibilidades». Y por ahí es por donde siguen sin pasar los partidarios del ex alcalde de Parla, uno de los pocos reductos del 'cinturón rojo' madrileño que aún no ha logrado conquistar la popular Esperanza Aguirre.
Ganar tiempo
En el entorno de Gómez, la noticia de que no habría entrevista en Moncloa tuvo un efecto positivo. Casi como si hubieran ganado un primer asalto. El propio interesado guardó un día más silencio, pero se puso a tiro de las cámaras en plena Gran Vía madrileña, en los aledaños de la sede del PSM, con gesto satisfecho y acompañado de algunos de sus colaboradores. Difícilmente podía desconocer que la prensa llevaba allí apostada un buen rato, a la espera de verlo aparecer una vez se supo de la desconvocatoria de Zapatero.
Cuando se le inquirió por su opinión de lo sucedido se mostró prudente y alegó que no era «el momento» de hacer declaraciones.
Pero fuentes cercanas se felicitaban porque se sigue ganando tiempo sin que realmente haya aparecido una candidatura alternativa.
Nadie duda de que el jefe del Ejecutivo esté firmemente decidido a aupar a Trinidad Jiménez al puesto, pero la ministra de Sanidad está de vacaciones, aún no se ha pronunciado y no hay indicios de que esté intentando recabar los avales indispensables para concurrir a unas primarias.
Mientras, la dirección del PSM intenta transmitir normalidad. La número dos de Gómez y portavoz socialista en la Asamblea de Madrid, Maru Menéndez, afirmó a Efe que el secretario general del partido se encuentra «estupendo» . Incluso trató de minimizar lo complejo de su situación asegurando que no ha dejado de trabajar en sus tareas de oposición. «Estamos últimamente un poco entretenidos con otras cosas y hay que retomar muchos temas pendientes», dijo.
Ese es un reproche habitual de los defensores de Gómez. Dicen que si, en lugar de haber mantenido en el aire su candidatura durante casi año y medio, se le hubiera ratificado desde Ferraz, su proyecto habría sido más visibles. Con la espada de Damocles encima, la prensa, dicen, no quería nada más.