ENÉSIMO ENGAÑO

Los aficionados cadistas que se han sacado el abono para la próxima temporada tienen como regalo asistir gratis a los cuatro partidos del Trofeo. No está mal el regalo, aunque después de aguantar las cantadas del malo de Zlámal el día del Gerona, el 'mérito' del empate sin goles en el campo del Irún o los continuos fallos ante la portería de Ramis contra el Villarreal B, parece hasta poco premio para los que, después de un descenso, han vuelto a renovar su confianza en un club que, como sociedad anónima, actualmente ofrece más bien poco, por no decir nada. De todas formas, no está mal poder ver sin pagar a equipos de Primera, antes que enfrentarse a la tortura del Jumilla o el Sangonera (ya reabutizado por la hinchada como Sarandonga).

Los que mandan, o los que supuestamente mandan, que ya no sabemos si son Muñoz y su hijo, Moyano y Pozas o los administradores, se frotan los manos por la cantidad de abonados que se han logrado, mientras los que conforman el 'molesto' sector crítico, que tanto estorba a algunos, parecen precisamente 'molestos' por el hecho de que haya tantos fieles.

Sea como sea, alguien dijo hace poco que la culpa del retorno a la categoría de bronce la teníamos todos. Yo empiezo a creer que la afición debe asumir su cuota y, en esta nueva etapa, ha cometido un error al acudir en masa a renovar su abono, ya que ha provocado que haya menos entradas vendibles para el Trofeo. Y claro, los que mandan o supuestamente mandan se han visto obligados a no poder 'invitar' a los asistentes a la final con el regalo de ver gratis la consolación. El pobre hombre que fue a sacar el primero sus localidades el martes se encontró con la 'sorpresita' de que donde ponía 20 euros en realidad debía poner 37, porque faltaban los 17 euros del apasionante partido de las seis y media de la tarde. Da igual que sea un Cádiz-Roquetas, que un Cádiz-Atlético de Madrid. Lo único seguro es que esta gente sigue engañando por igual.