La televisión se desmadra
SHANGHAI.Actualizado:Ma Nuo prefiere llorar en un BMW antes que reír en una bicicleta. Así de claro se lo dejó esta joven de Pekín al chico que pretendía conquistarla en un popular concurso de televisión para encontrar pareja. Y su frase ha provocado una tormenta sin precedentes en el mundo televisivo chino. Incluso la Administración Estatal para la Radio y la Televisión ha tomado cartas en el asunto. Ha publicado una dura directriz con la que se prohíbe la promoción de valores como la «adoración al dinero», y exige que los concursos no falsifiquen la identidad de los participantes.
Por lo visto, algunos directores seleccionan a los concursantes a dedo y provocan disputas para aumentar la audiencia y, con ella, el beneficio por publicidad. Nada nuevo en Occidente. Los invitados acceden, ya que muchos solo buscan su salto a la fama y, en la China neoliberal del siglo XXI, no dudan en utilizar todo tipo de artimañas para conseguirlo. A Ma Nuo le han bastado unas pocas palabras. Aunque Internet hierve con críticas contra el evidente materialismo y la superficialidad de la chica, ésta ya se ha convertido en una de las celebridades más importantes del país.
Este caso muestra la otra cara de la apertura de los medios en China, un país que se debate entre la estricta doctrina que mana directamente del Gobierno y una occidentalización mal entendida que se traduce en vulgaridad sobre el plató. Aunque 'Gran Hermano' todavía no ha hecho su aparición, las copias de 'Operación Triunfo', 'Noche de Fiesta' y 'Lo que Necesitas es Amor' hacen furor y consiguen grandes beneficios para las cadenas locales.
'Enseñémosles lo que quieren ver'. Así titulaba el martes el diario chino 'Global Times' un extenso reportaje dedicado a la televisión provincial de Hunan, una de las más populares del país, que, en palabras del rotativo, «representa una nueva era en la televisión china». No en vano, Hunan TV fue precursora de los concursos en 2005, año en el que lanzó 'Supergirls' y 'Superboys'. Ahora, los contenidos ya no los decide el Partido Comunista, sino la cuota de 'share'. Claro que eso, según el 'Diario del Pueblo', el periódico más ligado al Gobierno, está pavimentando un camino muy pernicioso para la sociedad.