El cambio completo de Dev Patel
El actor británico se sacude el éxito de ‘Slumdog Millionaire’ con el nuevo proyecto de Shyamalan, ‘Airbender’
MADRIDActualizado:La vida de Dev Patel (Londres, 1990) cambió de forma radical cuando Danny Boyle llamó a su puerta. Quería al actor, hasta el momento conocido en la tele británica por su papel en la serie juvenil Skins, para un proyecto sobre un chaval de los arrabales de Bombay que se puede convertir en millonario si acierta unas preguntas en un concurso de la tele. El proyecto se llamó Slumdog Millionaire y fue un fenómeno hace un par de años. Premios por todo el mundo, incluido el Oscar, y los actores lanzados al estrellato.
Después de tanto revuelo, Palev necesitaba un cambio de registro. Y encontró en su camino a M. Night Shyamalan, que le ofreció un papel en su nueva película de aventuras, lejos de sus tradicionales sustos paranormales. Airbender, el último guerrero es el primer capítulo de una historia de tres partes que se estrena mañana en España. Muestra un mundo desolado. La Nación del Fuego quiere dominar a las tribus de Aire, el Agua y la Tierra gracias a sus máquinas mortíferas y a su mayor número de ejércitos. En un pequeño pueblo del Agua, Katara (Nicola Peltz) intenta controlar los secretos de elemento líquido para convertirse en una maestra. Su hermano Sokka (Jackson Rathbone), en cambio, desea convertirse en un gran guerrero. Cuando están de caza descubren a un niño metido en una urna de hielo. Es Aang (Noah Ringer), el último maestro del Aire y el único ser humano capaz de dominar los cuatro elementos. Pero de su existencia también se entera el heredero al trono del Fuego, el príncipe Zuko (Dev Pavel) que inicia una persecución en su busca.
Rodaje duro
Para el actor londinense, su personaje es “un verdadero guerrero pero está demasiado inundado por la pasión”. “Por eso mete la pata. Busca recuperar el amor de su padre con la captura del Avatar”, ha comentado con una sonrisa sin querer desvelar nada sobre el film.
La película, a caballo entre el cine asiático y occidental, muestra también un alarde de artes marciales. “El entrenamiento fue duro pero yo he hecho taekwondo desde los 8 años. Cuando era pequeño, mis padres también me apuntaron a clases de arte dramático. Practiqué artes marciales y me convertí en cinturón negro”, ha confesado.
Estas escenas coreográficas, con patadas y mandobles, se complicaron por las manías del director. “A Shyamalan le gusta grabar estas partes en una toma. Y si te equivocas, tienes que volver a repetir”. El rodaje también fue duro por la intensidad que pedía el director a los actores. “Tenías que estar en concentración permanente para estar en sintonía con otros actores. No podías estar en un segundo o tercer nivel”, ha explicado. El actor inglés estaría dispuesto a participar en una segunda parte. Shyamalan ha concebido este proyecto, nacido de una serie ‘amerimanga’ (hecha en Estados Unidos pero con estética de manga japonés) creada por Michael Dante DiMartino y Bryan Konietzko, como una historia partida en tres trozos. Sólo falta que el estudio encuentre el dinero y se atreva a invertir en esta saga que bebe de oriente y occidente.