Joseba Pagazaurtundúa. :: EFE
ESPAÑA

Un pacifista al que ETA había sentenciado

BILBAO. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

En el colegio La Salle de San Sebastián nadie pensó que 'Pagaza', fuese a terminar de sargento de policía. Era solo un adolescente y de la izquierda antifranquista. Ingresó en ETA político-militar con 16 años y con la llegada de la democracia dejó la banda y se integró en el partido Euskadiko Ezkerra, que en los años 90 se fusionó con el PSE. Con los socialistas en el Consistorio de Andoain, fue nombrado sargento jefe de la guardia urbana y comenzó una década negra en la que el acoso de los radicales se le hizo asfixiante. Rodeado de insultos y amenazas, quemaron su coche y supo que ETA planificaba su asesinato. Casado y padre de dos niños, solicitó que le trasladaran a la comisaría de Laguardia. Él lo denominó su «exilio interno».

Pero llegó 1998 y la tregua de ETA. En contra de su opinión, regresó a Andoain. Era tan consciente de lo que podía ocurrirle que llegó a diseñar su funeral. «Cada día veo más cerca mi fin a manos de ETA», dejó escrito. En agosto de 2002, recibió el último aviso cuando simpatizantes de Batasuna le apalaeron con una escoba. «Ya te pillaremos», le espetó alto y claro uno de ellos.