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Los menores pasan la mañana entre juegos y manualidades. :: L. R.
EL PUERTO

Un milagro para Barrio Alto

El nuevo local social de Los Milagros ha sido un revulsivo para esta zona, asediada por la conflictividad de José Antonio y La Inmaculada Los vecinos combaten la marginación con actividades para los menores

LOLA RODRÍGUEZ
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Vacaciones. Las horas avanzan lentamente. Varias vueltas con la bici y un par de balonazos al aire. Todavía queda un rato para la hora de comer. Calor. Aburrimiento. En el local nuevo hay gente. A través de las puertas abiertas de par en par se ve algo... ¿Qué estarán haciendo?. «Antonio, sin camiseta no. Vístete y vuelve». El chaval regresa a los cinco minutos con su hermano pequeño agarrado de la mano. Un revoltijo de lápices de cera y sal se esparce sobre las mesas. Y un instante después fabrican lo que debería ser un tarro decorativo con los colores del arco iris. Algunos serán casi monocromáticos, llenos hasta la mitad o con el lacito doblado pero eso es lo de menos.

«Aquí aprenden unas normas de convivencia. Y se tienen que adaptar y respetar esas reglas, porque si no, ni juegos, ni manualidades, ni nada». La asociación de vecinos de Los Milagros ha dado un paso de gigante desde que disponen de su nuevo local social.

Evitar el gueto

Amenazada por la exclusión social y los problemas de convivencia que atenazan a los vecinos de José Antonio y La Inmaculada, barriadas colindantes, Los Milagros ha declarado la guerra a su propio destino con unas armas muy potentes: la paciencia, la constancia, el diálogo, la diversión y el cariño.

«Queremos conseguir la integración desde la base, con los menores, pero también dinamizar el barrio con las mujeres, con los mayores... No vamos a resignarnos a convertirnos en otro gueto». Mercedes García asumió la presidencia de la asociación vecinal hace cuatro años, cuando Los Milagros ya se había contagiado del malestar por los problemas de convivencia a raíz de los desalojos de las viviendas de la ermita Santa Clara. Precisamente el lugar donde desde hace varios años la Junta quiere levantar las viviendas donde darán cobijo a una treintena de residentes en José Antonio.

La acción popular

Un trasvase de personas que tampoco garantiza el final de los problemas sociales: drogas, enfrentamientos, amenazas, enganches ilegales de agua y luz, inseguridad...

Pero más allá de los proyectos urbanísticos que se eternizan para desesperación de los afectados, el Barrio Alto se defiende del asedio con su propia gente. «Somos unos sesenta socios y esperamos ser más, pero aquí pueden entrar todos». El local, que ha sido rehabilitado por el Ayuntamiento, ha sido un auténtico balón de oxígeno para los vecinos. «Necesitábamos ya un lugar donde hacer nuestras actividades. En verano abrimos mañana y tarde, contamos con una asistenta social y trabajamos con los niños». A partir de septiembre, se multiplican los planes: clases de apoyo, una pequeña biblioteca, talleres de costura, juegos, coloquios, meriendas...