El secretario de la Fundación Alberti retira su denuncia contra la viuda y abandona el cargo
Manuel Martínez negocia su despido con María Asunción Mateo, a la que había acusado de acoso laboral e impago de nóminas
CÁDIZ. Actualizado: GuardarAcabó en divorcio, ni mucho menos amistoso, pero al menos no se ha eternizado. La unión de Manuel Martínez Cordero y la Fundación Alberti, para la que ha trabajado durante 12 años, está definitivamente rota. El secretario se va de la que ha sido su casa durante esta década larga en la que la ilusión de los comienzos dio paso a las discusiones, el abandono y el cruce de declaraciones. Tanto desamor que la relación derivó en los juzgados. Hasta ayer. Fin al sufrimiento. La Fundación Alberti remitía al mediodía un comunicado con la solución al conflicto. Martínez Cordero abandona la Fundación tras «negociar el despido» y éste retira las denuncias que había interpuesto meses atrás ante el juzgado de lo Social de Cádiz contra la Fundación -presidida por la viuda del poeta, María Asunción Mateo,- por supuesto acoso laboral e impago de «algunas nóminas».
Las versiones de ambas partes son, sin embargo, contrarias. «El retraso en el pago, de carácter ocasional y debido a la demora en el abono y a la reducción de algunas subvenciones procedentes de organismos oficiales, fue subsanado poco tiempo después», reza el escrito, que aparece sin firmar. Por su parte, el empleado argumentó en su día que sí había ido recibiendo su dinero, pero que nunca antes de que hubiese interpuesto la denuncia.
Más controversia aún existe en torno a los términos de la ruptura contractual y el supuesto acoso laboral sufrido por el secretario. En el comunicado, la Fundación incluye un extracto firmado por Martínez Cordero y que ha sido presentado ante el mismo juzgado en el que hace un par de meses interpuso su denuncia. Según la fundación, este documento dice textualmente: «una vez aclarados los hechos ocurridos y cuyo mal entendido ha provocado la declaración de acoso laboral, esta parte desiste de interponer demanda en este sentido».
«Mezquino»
Y pasa al balón al tejado del ex secretario. «... desde entonces (desde su incorporación tras haber estado cinco meses de baja), su actitud negativa fue aumentando respecto a sus compañeros de trabajo con insultos y amenazas, hasta desembocar en una actitud de hostilidad y resistencia a cualquier indicación que recibiera. El clima de tensión llegó hasta el punto de imposibilitar la habitual relación laboral y el desempeño de las funciones administrativas que venía desarrollando».
Manuel Martínez no ha querido hacer declaraciones en este sentido, ni valorar un discurso que, a su parecer, «no se ajusta a la realidad». A pesar de sus reticencias, el hasta ayer secretario de la fundación que promueve el legado cultural del poeta de El Puerto de Santa María, no ha podido dejar de sentirse molesto por el contenido del comunicado de la entidad. «Me parece mezquino y propio de personas sin ningún tipo de escrúpulos el que hayan revelado las causas de mi baja médica. Eso es un delito y prueba la falta de ética y bajeza moral de determinadas personas», contó en la tarde de ayer a LA VOZ.
Asimismo, emplazó a todos los medios de comunicación a comprobar la veracidad del escrito y a solicitar una copia del informe que, firmado ante notario por él mismo, fue entregado al alcalde de El Puerto y al resto de miembros del Patronato de la Fundación en la reunión celebrada el pasado 24 de julio. Según Martínez Cordero, en este encuentro entregó una copia de toda la documentación que acredita las denuncias interpuestas y que ayer fueron retiradas porque a la «dirección de la Fundación le pareció mejor rescindir mi contrato antes de la celebración del juicio, evitando así las consecuencias derivadas por el mismo».
Esto es, que de acuerdo, nada de nada. Una vez fuera de la fundación, ésta -¿en nombre de su presidenta?- ha arremetido duramente contra el ex secretario. «En conclusión, su conducta se podrá calificar de una manifiesta deslealtad, ya que durante varios años se ha mantenido una excelente relación laboral con el hasta hoy -por ayer- secretario, que contaba con una total confianza del Patronato y disfrutaba de una considerable remuneración económica, a pesar de carecer de titulación académica», continúa el comunicado.
Martínez Cordero hace oídos sordos. Una vez finiquitada su relación con la que hasta ayer había sido su empresa, el ex secretario ha vuelto a reiterar su intención de no realizar ningún tipo de declaraciones y se desentiende de una institución enturbiada por las polémicas y las pugnas por el poder. Ya habla como cualquier otro ciudadano: «corresponde al Ayuntamiento y a los partidos de la oposición velar por el dinero público con el que se subvenciona anualmente la Fundación», sentenció.