Tres décadas apagando fuegos
José Manuel Trillo Secretario local de Comisiones Obreras
Actualizado:Su padre, un tío y un sobrino pertenecen o han pertenecido al cuerpo de Bomberos. José Manuel Trillo lo intentó en su día, pero vio que aquello no era lo suyo y decidió apagar otro tipo de fuegos -los que genera el mercado laboral- desde su labor de sindicalista. La defensa de los trabajadores también es una tradición familiar puesto que su abuelo materno, Honorio Marín, fue secretario de la CNT en el sector de la viña. Toda la ciudad conoce a Trillo por su cargo como máximo responsable de Comisiones Obreras en Jerez, puesto que ocupa desde 1979. Lo que quizá no sepan muchos es que llegó a la secretaría general sólo tres años después de afiliarse al sindicato, y que en un principio iba a encargarse de esta tarea de forma provisional. Han pasado 31 años.
Pero José Manuel Trillo, que ya es un icono de CC OO en Jerez y la provincia, tuvo vida antes del sindicato. Empezó a trabajar siendo un niño en el Bar San Pedro, en la calle Bizcocheros. «Era tan pequeño que me ponían una caja para que llegase al fregadero», recuerda. Allí comenzó como camarero, pero terminó en la cocina, que todavía hoy es una de sus grandes pasiones. «El dueño del bar, Juan Freiría, es un cacho de pan y se portó conmigo como un padre. Se dio cuenta de que yo no servía para la barra, era muy rebelde y le respondía a los clientes si no llevaban razón, así que me metió en la cocina». Muchos jerezanos han dado buena cuenta de los platos que prepara Trillo, sobre todo en la caseta de Comisiones en la Feria del Caballo, cuyos fogones llevan su firma. «Es un bendito oficio», dice sobre la cocina, «y para mí es una forma de escape cuando estoy estresado». Su mejor creación culinaria es la urta a la roteña, pero reconoce que es original de José Mari, un prestigioso cocinero que tuvo el hotel Aloha y del que se siente discípulo. Como toda buena receta, el plato en cuestión tiene su secreto. «Te lo voy a decir porque no me gano la vida con esto, el toque maestro es rociarlo con una copa de brandy de Jerez». Se declara un defensor a ultranza de esta bebida espirituosa. La mayor parte de su tiempo la dedica al sindicato y a la familia, pero en los últimos años ha desarrollado una afición que no se le da nada mal, la construcción de belenes. «Lo hago todo, las casas, los caminos, las luces... todo menos las figuritas, aunque este año ya me voy a animar con algunas». Su éxito como belenista le lleva a realizar los nacimientos que se ponen en Linesur y Muebles Briole, además de un diorama cada año en la tradicional exposición del Callejón de los Bolos. Llegó a esta actividad buscando algo que le relajara. «Yo no puedo llegar a casa, cenar y acostarme, no cojo el sueño, tengo que soltar la tensión del día con algo». Y así, casi todas las noches del año le dedica un buen rato a los belenes. Otra de sus debilidades es el cine, las películas de fantasía y ciencia-ficción. «'Avatar' es lo mejor que yo he visto en los últimos diez años, salí del cine alucinado». Dice que no le gustan mucho las románticas, pero lo cierto es que si se le llama al móvil suena 'Aquí estoy yo', una canción, de Luis Fonsi, que lo delata. Lleva toda la vida en moto, pero hace un año logró sacarse el carnet de conducir. Se tuvo que presentar cinco veces. «Las cuatro ruedas no me gustan nada, por eso he tardado tanto».
José Manuel Trillo está casado y tiene dos hijos de 21 y 17 años, José Manuel y Sandra. «Soy lo que soy gracias a mi mujer y a mis hijos y quiero agradecerles que siempre hayan estado a mi lado pese al mucho tiempo que me quita el sindicato».