Peras al olmo, no
Actualizado: GuardarNos llevamos las manos a la cabeza cuando, casi un día sí y otro también, surgen aquí y allá distintos casos de corrupción. Pero los que delinquen no caen del cielo como la lluvia. Nos guste o no, salen de la realidad de nuestra propia sociedad. Repaso y veo lo que pasa en España. Muchos niños copian en los exámenes; muchas personas no respetan las filas y quieren colarse; otras devuelven artículos usados y dicen que están defectuosos para que les devuelvan el dinero; muchas engañan a Hacienda. Muchas personas cogen bajas sin motivo; otras, en horario de trabajo, hablan por teléfono y entre sí de cosas que no tienen nada que ver con el trabajo; algunos cogen artículos de su empresa y se los llevan a casa. Muchos funcionarios llegan tarde al trabajo, hacen cuatro pausas de café o se marchan antes de la hora. Hay muchos políticos implicados en casos de corrupción, de los que no pillan ni a la mitad. Muchos empresarios hacen quiebras fraudulentas, pero antes han enviado su dinero a Suiza y luego piden fondos al Gobierno para reflotar su empresa. Y lo peor de todo es que algunas de estas personas presumen de sus proezas. Y otras, pudiendo actuar, no lo hacen. Por favor, peras al olmo, no..