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Ciudadanos

Con la maleta a cuestas

El número de jornaleros que buscan empleo en el extranjero se dispara, mientras se amplían las campañas hasta el mes de noviembre Más de 1.500 gaditanos emigran como temporeros a Francia

ANTONIO ROMERO
ALCALÁ DEL VALLE.Actualizado:

La falta de empleo en la comarca serrana ha provocado el resurgir de un fenómeno que comenzó hace cuatro décadas y que, durante el 'boom' de la construcción, casi desapareció. La emigración temporera vuelve a dispararse en la provincia y este año se podrían superar los 1.500 gaditanos que acuden a Francia y a Bélgica, a las campañas de la fruta. El contingente supera un nuevo récord, y confirma la tendencia al alza del número de los que utilizan este empleo como último recurso. Así, en 2007, apenas 200 personas de toda la provincia participaron en la vendimia francesa; en 2008, la cifra se disparó a 800 y en 2009, los emigrantes llegaron hasta el millar. En su mayoría son los mismos trabajadores que se emplearán en las campañas agrícolas de Andalucía.

A muchos les espera el verdeo, la recolección de la aceituna de mesa en Sevilla y, poco después, el trabajo en los olivos de Jaén y Córdoba. Sin embargo, este año los emigrantes se marchan por más tiempo que otras veces, para participar en campañas de otoño en el extranjero como el clareo de árboles o la recolección del pimiento. De este modo, el regreso a casa se aplaza hasta el día de Todos los Santos, en noviembre. Otra de las novedades de la nueva emigración temporera se percibe en la edad de los trabajadores, cada vez más jóvenes, con jornaleros en torno a los 20 años.

En ciertas ciudades gaditanas se mantiene el modelo de las cuadrillas organizadas desde el destino. En Alcalá del Valle, por ejemplo, la familia Ponce las forman desde hace 40 años. Sin embargo, últimamente, se impone la emigración individualizada y sin control, ya que «si a la gente no le llega el trabajo, hay que buscarse la vida», justifica un temporero que ha acudido a Francia «por libre».

Por 60 euros al día

El país galo es el principal receptor de estos emigrantes españoles, atraídos por salarios que los propios franceses rechazan: de 8,70 euros a la hora, que suponen unos 60 euros al día. Con las horas extras incluidas, aspiran a volverse con entre 2.000 y 4.000 euros, que les obliga a llevar una vida totalmente austera en Francia.

Alcalá del Valle es la población serrana con mayor arraigo de la emigración temporera, pero ahora se ha disparado el número de vecinos que hacen las maletas. No hay otro remedio. De hecho, de las 5.300 personas de su población, unos 600 han partido este año a Francia (más de un 11%).

En otras poblaciones menos acostumbradas a la emigración temporera, como Olvera, es el propio Ayuntamiento el que realiza «expediciones de empleo», en las que los concejales viajan a Francia a conseguir contratos para sus vecinos. El pasado año lograron 60 empleos y este, serán 120 vecinos los que viajarán a las vides del país vecino.

Tomás Troya es uno de estos olvereños. El pasado año se embarcó en este viaje por primera vez y éste, repite. Ya se encuentra en el país vecino. Dice que no le queda otra, porque «aquí no hay manera de buscar trabajo». «Tenemos que seguir luchando para comer».