El 'antigaláctico' de Florentino
El presidente y Mourinho arriesgan al prescindir del '7'
Actualizado:Florentino y Mou se han salido con la suya al ver a Guti y Raúl fuera del Madrid. Entienden que sin ellos pueden acometer su proyecto sin presiones añadidas, sin sombras alargadas, sin dos símbolos que en el banquillo siempre generan controversias. Por eso, tanto Aragonés como Del Bosque prescindieron de ambos en la selección. Tienen ascendencia. Influyen en el grupo y en la opinión pública. O son titulares o incomodan. Pero no son casos iguales y por eso su despedida fue diferente. Florentino Pérez evitó al genial '14' pero quiso estar con Raúl, pese a que jamás congeniaron. El presidente estuvo elegante. Destacó al '7' entre los máximos símbolos del «código sagrado» del madridismo y alabó su entrega infinita, pero nunca le tuvo entre sus elegidos, pues siempre prefirió a los galácticos.
Sin Guti, el Madrid pierde «clase y pase», tal y como reconoció Jorge Valdano, pero gana profesionalidad. Con el adiós de Raúl, empero, renuncia a un mito, al primero de la clase en entrega, dedicación, perseverancia, ambición, amor a los colores y orgullo de madridista. Ha trabajado con 15 técnicos y todos, desde Valdano a Pellegrini, han aplaudido su capacidad de esfuerzo y superación.
El chileno se marchó con dudas sobre si fue justo con Raúl, relegado al banquillo por un Benzema mucho menos integrado, imbuido de madridismo y corajudo. Más de tres lustros en el primer equipo y ni un reproche. Verano tras verano, Raúl se presentaba más fino que nadie en las pretemporadas. Invirtió una mínima parte de sus ahorros en una cámara hipobárica. 'Dormía en altitud', se cuidaba hasta la exageración. Sufrió unos momentos de duda tras su explosión pero supo frenarse a tiempo, cambiar de representante y regresar a la senda correcta. Como vaticinó hace muchos años su amigo Fernando Hierro, fue un Ferrari que pasó como un rayo a otras leyendas del madridismo. Y sin que nadie obedeciera órdenes de equipo.
Dice que Mourinho creía en él y que, si se hubiera quedado, disfrutaría de muchos minutos. Pero se va porque verse como un segundón le solivianta. «Quiero seguir sintiéndome jugador hasta que mi cuerpo lo permita», confesó en su último día de blanco. El banquillo le quema. Lo cómodo hubiera sido aferrarse al '7', cumplir su año de contrato, cobrar 12 millones y jubilarse en algún país exótico. Pero se marcha al 'Schalke 07', sin cerrarse las puertas de la 'Premier', porque quiere competir en la 'Champions'. Es el máximo goleador de la Copa de Europa pero ansía ser el máximo artillero en todas las competiciones continentales, desbancar al 'Torpedo' Müller.
Sus detractores siempre argumentaron que no ganó un 'Balón de Oro' porque carecía de las condiciones de una estrella. No es rápido, ni desbordante, ni un gran rematador de cabeza, ni poseedor de un gran disparo... Pero es el más pillo del barrio. Su olfato de gol, su capacidad para emplearse al límite del fuera de juego y su listeza dentro del área no tienen parangón. Con su marcha, y la de Guti, el Madrid despide una época y abre los brazos al futuro. Pero renunciar a los símbolos supone un riesgo mayúsculo para Florentino Pérez. Si el segundo año de su proyecto no cuaja, se le acusará de haber descapitalizado el club, de atentar contra su patrimonio humano.