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Los objetivos

Dos candidaturas se disputarán el próximo jueves el mandato en la hermandad de la Vera-Cruz

JEREZ.Actualizado:

Sin duda, normalizar las relaciones entre los hermanos y conseguir la paz social debe ser el principal objetivo de cualquiera de las candidaturas que se presentan el jueves

Absolutamente inexplicable. Por mucho que intentáramos comprender la realidad actual de la cofradía de la Vera-Cruz, sería inabordable su problemática usando argumentos como la lógica, el compromiso cristiano, la solidaridad o la fe. Bien es cierto que no es culpa únicamente de la Junta de Gobierno que preside Neupavert, el hermano mayor actual que desde el pasado Jueves Santo, cuando salió vestido de chaqueta y corbata junto a la Virgen de las Lágrimas olvidando su obligación de vestir la túnica de la hermandad que preside, ha obviado sus funciones como máximo dirigente de la cofradía delegando en su teniente hermano mayor. Bien es cierto que suya no es la culpa, y que se le presupone que habrá obrado con su mejor fe en este mandato que tanto se ha complicado. Pero no se puede negar que ha sido en esta legislatura cuando los problemas de la Vera-Cruz, que antes eran internos, se han publicado hasta la saciedad en todos los medios de comunicación, y han abandonado el silencio de las sacristías para convertirse en alimento de foros y barras de bar.

Ese es el problema actual de la Vera-Cruz, que se han hecho notorios sus eternos problemas internos. Esos que ya sufría en mayor o menos medida el anterior hermano mayor, Joaquín Bilbao, pero con habilidad los hermanos de la cofradía conseguían tapar con una salida procesional exquisita, y una discreción eterna. Los últimos cabildos de la hermandad de la Vera-Cruz han sido una continua disputa entre los hermanos de la corporación y la Junta de Gobierno, incapaz de sacar adelante cualquier proyecto o iniciativa debido al enfrentamiento constante con sus hermanos. Así pasó con la restauración de la imagen de San Juan, que la Junta de Gobierno quería colocar en el paso de la Virgen de las Lágrimas y a lo que los hermanos se opusieron frontalmente. Un Cabildo de última hora, a escasos días de la Semana Santa, que nadie consiguió entender y que retrató, de nuevo, las diferencias entre los dirigentes de la cofradía y el resto de hermanos de la corporación.

También ocurrió algo similar con un faldón para el paso de la Santísima Virgen, que apareció casi por casualidad detrás del paso de palio, y que finalmente nunca se puso para la salida procesional del Jueves Santo, pese a que la Virgen de las Lágrimas lleva los faldones lisos en su estación de penitencia. Tiras y aflojas constantes, por estos y otros muchos temas, como el eterno dilema del patrimonio inmobiliario de la hermandad del Jueves Santo y su situación actual, que convertían cada Cabildo de la hermandad de la Vera-Cruz en una ocasión única para comprobar la lejanía de las posturas de todas las partes integrantes de la cofradía.

Las candidaturas

Así las cosas, mucho trabajo tendrán por delante los dos valientes que han dado un paso al frente. Valientes y comprometidos, de eso no hay duda, porque eran muchas las voces, y autorizadas además, que reclamaban para la cofradía de San Juan de los Caballeros una gestora que aclarara el panorama y pusiera algo de tranquilidad en una hermandad tan convulsa como la que está dibujada actualmente. Sin embargo, desde la Casa de la Iglesia no se ha querido actuar de oficio, y teniendo en cuenta la cercanía de las elecciones llevan meses esperando, y el milagro ha aparecido. Ha llegado en forma de una doble candidatura, de dos opciones para una hermandad que hasta hace pocas semanas, se presumía muerta y sin posible solución tras los últimos acontecimientos.

Es la hora por tanto de aprovechar esta circunstancia, porque difícilmente la hermandad de la Vera-Cruz tendrá otra oportunidad. Quizá por eso, la principal preocupación de ambos aspirantes es que se supere el quórum, el número mínimo de hermanos que deben ir a votar según la normativa diocesana. Mala señal sería si, tras estos años de tensiones y fricciones, los hermanos no se pronunciaran el próximo jueves acerca del futuro que quieren para su hermandad. Tienen dos opciones muy diferenciadas, dos maneras de entender la hermandad muy diferente, pero ambas preocupadas por tranquilizar, por normalizar las relaciones diarias de la corporación.

Fernando Quintana y Francisco Muñoz. Esos son los dos nombres que se pondrán sobre la mesa, y poco importan los objetivos que actualmente tengan cada uno, porque ambos incidirán en lo mismo. Para los dos, la principal preocupación será recuperar la normalidad, la estabilidad, en una cofradía que actualmente es un barco a la deriva, y donde da la sensación que ya no queda ni el capitán al frente. Y esta respuesta inmediata de dos de sus tripulantes es la mejor noticia que podría tener la hermandad del Santísimo Cristo de la Esperanza: hay hermanos, sea cual sea su nombre, dispuestos a seguir luchando para que sus titulares sean los verdaderos protagonistas de su hermandad. Hay hermanos que quieren seguir peleando por su Iglesia, y por su cofradía. Y esa, sin duda, es la mayor victoria de la hermandad de la Vera-Cruz.