Zapatero calma los ánimos en Cataluña con guiños a su «identidad nacional»
El presidente afirma que se dejará la piel para «recuperar la confianza» entre España y la autonomía
BARCELONA. Actualizado: GuardarJosé Luis Rodríguez Zapatero acudió ayer a Barcelona con la intención de empezar a cumplir el acuerdo al que el miércoles pasado llegó con el 'president' José Montilla en la Moncloa: desplegar «gestos políticos» que permitan recomponer puentes entre las instituciones estatales y autonómicas, que la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el 'Estatut' ha dejado en estado ruinoso.
El presidente del Gobierno, con un discurso dirigido a calmar los ánimos de las formaciones catalanistas, que suman la mayoría política del Parlament, hizo una defensa al límite del contenido del estatuto y prometió regenerar al máximo las partes recortadas por la sentencia. «Respeto los sentimientos de identidad de los ciudadanos de Cataluña», afirmó Zapatero en el foro Tribuna Barcelona, que congregó a lo más relevante de la política, la economía y las instituciones autonómicas. «Me parece completamente legítima la defensa de la identidad nacional de Cataluña», de sus «símbolos nacionales» y de su lengua, porque «son compatibles con la consideración constitucional de España como nación de todos», insistió. «No sólo no se puede tapar la boca o desdeñar a quienes lo formulan, sino que es una expresión libre, legítima, que debe ser escuchada», añadió.
Había expectación por ver cómo recibiría la sociedad catalana al presidente del Gobierno en su primera visita tras la sentencia. El foro no era hostil -más bien jugaba en casa-, pero, como en los toros, hubo división de opiniones. Hubo quien le cantó las cuarenta («estamos ofendidos, las relaciones ya no se recuperarán») y quienes, como los socialistas catalanes, aplaudieron reiteradamente cada guiño. Zapatero, con un tono reparador, buscó una segunda oportunidad y dio respuesta a las demandas más emocionales del auditorio. El presidente, al que Montilla le transmitió el estado de ebullición en el que se encuentra la sociedad catalana -«hemos pasado de la preocupación a la indignación»-, le dio su receta: «Hay que recuperar la confianza que debe presidir las relaciones entre Cataluña y España». «Haré todo lo posible para que esta Cataluña fuerte histórica y culturalmente sea escuchada», anunció.
Pistas
Pero no solo hizo gestos. Zapatero también dio pistas sobre cómo piensa rehacer el pacto político para recuperar el 'Estatut' recortado. Destacó una vez más su implicación en la aprobación del texto y repitió su voluntad de recuperar, por los cauces constitucionalmente adecuados, el máximo de los aspectos recortados por el Constitucional. «Haré todo lo posible para evitar que la desafección entre Cataluña y el resto de España pueda aumentar», aseguró, porque lo contrario «sería un error histórico». «No lo voy a permitir. Me voy a dejar la piel en el empeño», aseveró. Por ello, se comprometió a «analizar la posibilidad de regular, por el cauce legal procedente, las cuestiones declaradas inconstitucionales por el tribunal no por razones de inconstitucionalidad material, sino de correcta elección de la fuente normativa».
A pesar de que dijo que no se siente responsable de la sentencia, ni del fallo, ni de su fundamentación, sí apuntó que se hace cargo de sus consecuencias políticas. Dijo que las pondrá en un lugar destacado de su acción política en los dos años que quedan de legislatura. Porque, según dijo, «mi visión de la España plural, de la España indisociable del reconocimiento de la identidad política de Cataluña, está al mismo nivel que mi concepción de la democracia, de la importancia del diálogo, del respeto al adversario, de la tolerancia y el compromiso con los más desfavorecidos, con la igualdad o con la lucha contra toda forma de discriminación».
«Hagamos todo lo necesario para convencer, como yo estoy convencido, de que la España más fuerte es la España plural, que la España más unida es la que reconoce la diversidad y, en particular, la diversidad de Cataluña», señaló como recordatorio de su ideario político, el mismo, según aclaró, que el que hace diez años le aupó a la secretaría general del PSOE. «No es tiempo de desarrollar las cosas que nos separan, hay que subrayar lo que nos une. Cataluña ha expresado su malestar y el presidente del Gobierno ha dicho aquí (en Barcelona) y en el Congreso de los Diputados que había que escucharle y no callarle la boca», añadió. «Escuchar para trabajar con la voluntad de que esto ha sido un momento difícil, pero vamos a superarlo», porque «hemos hecho muchas cosas juntos y saldremos juntos de la crisis», recalcó. Concluyó con una petición: «¡Qué el 'Estatut' deseado y querido no sea un recuerdo negativo!».