EL MITO RAÚL
Actualizado: GuardarRaúl González Blanco es uno de los mejores jugadores de fútbol que he conocido en los últimos tiempos. Y no sólo por sus incuestionables virtudes con el balón, sino también por su capacidad de entrega y sacrificio. Todo un ejemplo para los jóvenes y un valor a exportar en este mundo de infidelidades y mentiras, un pelotero fiel a sus colores hasta donde se puede ser fiel. Está claro que todo se acaba y que, llegada fecha, lo mejor que se puede decir de alguien es que el tiempo que estuvo se dejó la piel en el campo. En ese elenco de elegidos está el siete del Real Madrid, el gran capitán.
Sucede que todo se acaba y no se puede vivir del pasado. Raúl González ha sabido sufrir con la camiseta merengue y con la elástica nacional. Sin embargo no podemos olvidar que también ha sido un privilegiado. Ha tenido la suerte de nacer y caer en Madrid, lo que siempre es jugar con ventaja. Y, sobre todo, de tener a una prensa que siempre le ha adorado, por encima del resto de los mortales. Baste con recordar su gesto provocador mandando a callar al Camp Nou o su gol con la mano frente a un equipo inglés en la Champions, acción antirreglamentaria calificada como «pillería» por parte de los chicos de la prensa 'mafional'.
Al penúltimo buque insignia del madridismo (el último guarda la portería) le ha llegado su hora. Lo grave no es que se pueda o se quiera marchar del Madrid. Lo peor es que se especule con su posible fichaje por algún equipo europeo de campanillas, llámese Schalke 04. El conjunto germano, uno de los punteros de Europa, y que disputó hasta las últimas jornadas el último título liguero en el país teutón, no puede permitirse el lujo, si de verdad quiere a aspirar a algo, de tener en sus filas a un futbolista con 33 años, que ya no va a aportar más a este deporte, entre otras cosas porque no puede. Mejor será que nos quedemos con el recuerdo de ese excelente futbolista que fue más que verlo calentar los fríos banquillos germanos.