Hasta luego, maestro del jazz

Un escenario teñido de colores cálidos; en el centro, la imagen del bajista Alfonso Gamaza proyectada sobre una tela negra; su espíritu encerrado en un bajo de seis cuerdas; viejos amigos compartiendo nervios, pasión y anécdotas; y un numeroso público expectante, fueron los protagonistas de una noche mágica de reencuentros y mucho arte.

El ambiente intimista, cálido y cercano del Cambalache Jazz Club se trasladó al escenario del Baluarte de la Candelaria el pasado martes. La mayoría de los allí reunidos eran amigos, seguidores o familiares de Alfonso Gamaza. Nunca antes un artista gaditano había reunido a tantas personalidades del mundo de la cultura. «Los 50 músicos que estamos aquí hacemos este homenaje por amor», eran las palabras de Alejandro Benítez. Este solemne bajista gaditano estuvo presente en casi todas las actuaciones, acompañando en el escenario a todos aquellos que admiraban al compositor «me encuentro muy feliz porque estoy tocando muchos temas de Alfonso, que ha sido mi mejor amigo y mi maestro», declaró emocionado. Benítez ha sido el artífice del homenaje junto a Humberto Camino.

A lo largo de las seis horas que duró el concierto, se sucedieron numerosas momentos vibrantes tanto arriba de las tablas como entre bambalinas.

Chano Dominguez envolvió a los allí presentes en una burbuja nostálgica y mágica con la que consiguió elevarse a lo más alto. La imagen de Alfonso no le quitaba ojo y la complicidad entre el pianista y el compositor fue el ingrediente clave del hechizo. De repente, se quedaron los dos solos en el escenario. El intérprete golpeaba las cuerdas y acariciaba las teclas mientras el público gritaba y aplaudía sin parar al ritmo de 'Black or White', del también desaparecido Michael Jackson.

Otra de las actuaciones estelares fue la de David Palomar y Anabel Rivero que al compás de una bulería hicieron bailar desde el cielo al bajista.

Recital Conmovedor

Rozando la madrugada llegó la parte más emotiva de la noche. Los hijos de Gamaza, Alfonso y Gonzalo subieron al escenario para recordar la figura de su padre y agradecer a todos la asistencia al acto. «Para mi padre sería un orgullo ver a todos estos artistas juntos», afirmó Alfonso, el hijo mayor del artista. Gonzalo, por su parte, regaló a los allí reunidos un poema que su padre había dejado guardado, donde presagiaba lo que iba a ocurrir. «Espero pronto la llegada de mi muerte ya cantada», era uno de los versos que el pequeño Gamaza recitaba dando voz a las letras de su padre.

El carnaval hizó su propio tributo al artista en la voz de Ramoni, que intrepretó temas legendariosde Paco Alba.

Figuras como Manuel Carrasco, Miguel Nández o Antonio Caña no quisieron perderse el concierto, y disfrutaron desde detrás del escenario de las actuaciones de los músicos de la cultura gaditana.

En definitiva, una velada inolvidable que consiguió reunir a grandes músicos de ayer y de hoy en un mismo lugar.