COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL

PERDONA SI NO TE SOPORTO

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Las crisis, ya se saben, no son para el verano. Ni los bancos tampoco. El verano es, como siempre, para recordarlo por una canción -pero nos falta George Dann-, por una película -no será la de Tom Cruise- o por un libro gordo y lleno de arena, el libro del verano. Yo fui a la playa con Dan Brown, sucumbí, como todos, a Larsson -menos mal que ya casi nadie se acuerda- y a Stephenie Meyer (a ver si Robert Pattison convierte de una vez a la pánfila en vampira y nos libramos de ellos). Pero hay cosas por las que no paso, aunque sea verano. No soporto a Federico Moccia y su colección de adolescentes/as calenturientos que necesitan un observatorio de la igualdad como el comer. No aguanto al 'fenómeno editorial' de los últimos tiempos. No puedo con los metros sobre el suelo, ni con el perdona, ni con el quieres casarte conmigo, ni con el candado en el puente Milvio que andan haciendo furor por las playas gaditanas y que no son más que una versión operada, pero aún reconocible de aquellas Harlequín o Jazmín, que tanto se leían en las casas de vecinos. No lo soporto. Antes, me vuelvo a leer a los Hollister y a los Cinco.

Los gustos, como los colores, los hay para todos. También para el que carece de ellos. Por eso este verano no lo recordaré por un libro. Por culpa de Moccia. De Moccia, y de Pixar, que esta tarde, por si no lo saben, se estrena Toy Story 3. Y eso, no te levanta a tres metros sobre el suelo, sino que te lleva «al infinito y más allá».