Vuelven los jerezanos del Sáhara
El Ayuntamiento recibe a los niños saharauis que pasan su verano en Jerez. Sólo una conoce por vez primera a su familia de acogida, el resto de los críos son ya casi tan autóctonos como sus 'parientes' de aquí
JEREZ.Actualizado:El salón de plenos del Ayuntamiento fue ayer otra vez escenario de una exaltada algarada, aunque en esta ocasión tenía motivos para serlo: casi todos los niños saharauis del programa Vacaciones en Paz y sus familias jerezanas hicieron suyas durante un ratolas dependencias municipales.
Son 22 niños y 18 niñas, pero un par de ellos se encontraban de viaje con sus familias de acogida mientras se celebraba la visita. «Intentamos llevarlos para arriba y para abajo, pero con la crisis que hay...». Carmen Rodríguez es una de las madres, y conoció a Hamadi casi de rebote. «Venía para otra familia, pero cuando vieron que era pequeñito les dio miedo», cuenta. De aquello hace ya cuatro años. Ahora Hamadi tiene diez, «y está hecho un hombrecito».
Normalmente no suele ser así; el caso de Hamadi supone una excepción. Amiraui es la asociación que se encarga, desde Jerez, de gestionar y ponerle un hogar adecuado a cada niño. «Visitamos a las familias, miramos la situación en la que van a estar los niños», expone Dolores Villagrán, su presidenta. La clave está en el porqué: «¿Por qué quieren acoger un niño?». Pero, haciendo honor a su denominación -Amistad con el Pueblo Saharaui-, en Amiraui prima la amistad y el contacto entre sus miembros. «Corre la voz de unos a otros y nos enteramos de si hay algún niño que pueda venir». De esta forma ha llegado ahora una de las niñas, la única que todavía no conocía la ciudad. Porque el resto repite.
El coste del mérito
«Claro que cuesta traerlos», asegura Dolores. Sólo el vuelo anda en torno a los 600 euros, como relata otro de los padres, Rafael Mega. A ello se le suma la estancia del niño y, ante todo, el tratamiento médico que reciben aquí. Este año además, con la situación económica que atraviesan las administraciones, no hay subvención que valga. «Lo hemos pagado entero entre mi hija y nosotros», dice resignada Carmen, en referencia a su marido. Ambos superan ya las seis decenas, pero no ha sido éste impedimento para traer a Hamadi. «Es un regalo del cielo. Le estamos más agradecidos nosotros a él que él a nosotros».
Entre su periplo turístico han estado ya la ciudad de Málaga, adonde fueron a ver hasta delfines. Y de las próximas citas destacan el parque de atracciones Isla Mágica o Piscinas Jerez. «Nos está dando la vida, nos hace salir de casa... ¡Como si tuviéramos 27 años otra vez!». Y Carmen casi se excusa porque, con la situación económica general, cree que son pocos lugares a los que llevar a Hamadi en sus dos meses de estancia en Jerez. Y el niño mientras tanto, «loco de contento».