La disidencia en ETA alcanza ya a casi un centenar de presos
Más de 50 internos han firmado la carta que les abre las puertas a la reinserción
MADRID.Actualizado:Ya no son los bichos raros. La disidencia entre los presos de ETA se ha disparado en el último semestre hasta cotas desconocidas en la historia de la banda. Los técnicos de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias trabajan ya en la reinserción de casi un centenar de terroristas, el doble que hace un año. Más de 50 de estos internos, según responsables de este complejo proceso, incluso han firmado ya la carta en la que piden perdón a las víctimas, renuncian a la violencia y prometen hacerse cargo de las indemnizaciones. Se trata de la misiva en la que rompen con ETA definitivamente y que les abre las puertas a la mejora de su situación penitenciaria y, en algunos casos, a los ansiados permisos.
Otro medio centenar de reclusos etarras están en fase de suscribir el documento o, directamente, han pedido integrarse en la vida carcelaria, rompiendo así las estrictas órdenes del 'frente de makos', pero sin firmar la carta por miedo a las represalias a su entorno familiar.
La oleada de díscolos en las últimas semanas ha sorprendido gratamente a los responsables del Ministerio del Interior, que no esperaban un repunte veraniego de ese nivel.
Pero la más sorprendida es la propia organización terrorista, según los responsables de las fuerzas de seguridad. ETA, antaño implacable con los díscolos a los que expulsaba sin contemplaciones y a bombo y platillo, ahora se ha vuelto reacia a cualquier anuncio que implicaría hacer pública la envergadura de esta escisión de presos que ya están colaborando con Instituciones Penitenciarias en las tres cárceles en las que se concentra la disidencia: Villabona (Asturias), Zuera (Zaragoza) y Nanclares de Oca (Álava).
Al menos 48 de los internos de estos tres centros que han aceptado integrarse a la vida carcelaria todavía figuran en los listados oficiales de la banda aunque al Colectivo de Presos Políticos Vascos le consta fehacientemente desde hace meses que han pedido su baja voluntaria en ese organismo y muchos de ellos en la propia organización armada. Todo ello además de evitar la asistencia letrada de los habituales abogados del entorno etarra y de rechazar que sus familiares formen parte de los viajes que organiza 'Etxerat'.
El éxito de la política penitencia impulsada por el titular de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha llevado a expandir el programa de disidentes a cárceles hasta ahora ajenas a este proyecto, pero en las que ya se concentran algunos 'blandos'. Es el caso de las prisiones de Burgos o Logroño.
Nanclares
El núcleo duro de la disidencia se centra en Nanclares, donde ya hay una veintena de presos, los más desvinculados de la banda armada. Tan apartados están de la organización que ayer el ministro del Interior aseguró que en «Nanclares de Oca no hay ningún preso de ETA», porque «todos los que están no están en ETA, han pedido perdón a las víctimas, han condenado la violencia, están pagando la responsabilidad civil y, por tanto, están pagando lo que deben a las víctimas». Pérez Rubalcaba, preguntado por supuestos cambios en la gestión de los presos etarras tras conocerse que siete internos de este centro ya acceden a permisos, afirmó tajante que «se está cumpliendo estrictamente la ley y nada más que la ley» y apostilló que «la política penitenciaria es la de siempre».
En las otras dos cárceles laboratorio, Villabona -con 22 disidentes aún no expulsados- y Zuera -con 23 internos escindidos aunque oficialmente etarras- Interior todavía no ha dado el paso de conceder permisos penitenciarios, pero la inmensa mayoría de los presos de la banda ha roto la disciplina y ya participa en todo tipo de actividades con el resto de reclusos 'comunes'.