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David Galván obtuvo una oreja por cada novillo que lidió. :: LA VOZ
Sociedad

Es imposible el buen toreo cuando no hay enemigo

David Galván sale a hombros mientras Fran Gómez y Juan del Álamo se estrellan ante la falta de casta de los utreros de Benjumea

PEPE REYES
EL PUERTO.Actualizado:

La joven terna novilleril vio frustrada las esperanzas depositadas en este festejo ante la desesperante invalidez y la absoluta falta de casta del encierro de Benjumea. Eso sí, constituyó todo un derroche de nobleza, pero de nobleza insípida y bobalicona, tan alejada de la casta, el poder y la fortaleza que se le presuponen a la raza brava.

A pesar de ello, David Galván salió a hombros de la plaza, tras demostrar exquisitas formas y torería extrema en los ayudados iniciales del primer trasteo. Ligó varios derechazos con suavidad y temple, pero el novillo acometía sin celo alguno, salía distraído de las suertes y no aportaba vibración alguna. Hasta el punto de acabar absolutamente inmóvil. También desplegó Galván calidad en los primeros compases de su faena al sexto, una res que embistió sin interés y con la cara alta, antes de rajarse por completo. David Galván demostró muy buena colocación, mucho gusto y cadencia en los muletazos, y una ejecución de las suertes muy pulcra y ortodoxa. Pero sin enemigo no es posible el toreo. Sin embargo, el buen manejo de la tizona fue salvoconducto de los trofeos obtenidos.

Se presentaba en esta plaza Juan del Álamo, que demostró las cualidades que lo acreditan como líder del escalafón, pues evidencia pinturería y seguridad en todo cuanto ejecuta. Pero fue demasiado lastre la falta de fuerza de sus enemigos. Otorgó distancias a su primero, al que presentaba la muleta por delante y embarcaba con temple sus acometidas. Pero en cuanto bajaba la mano el novillo perdía las suyas o se desplomaba. Aun así, alcanzó momentos de consumada estética en el toreo al natural, sobre todo, en una serie que aprovechó con afarolado y pase de pecho encadenado.

El cuarto ejemplar manifestó su total invalidez desde el primer tercio, con el que no pudo más que demostrar arrebato para intentar la conexión con el público. Lo cual no constituyó óbice para que la banda amenizara machaconamente la parodia en que se convirtió el trasteo del salmantino.

Petición de oreja

Se presentó Fran con larga cambiada y verónicas cargando la suerte y ganando terreno en cada lance. Galleó después garboso por chicuelinas para llevar el novillo al caballo. Fue éste un animal muy noble pero de escaso recorrido, que no aportaba un ápice de transmisión por lo que, a duras penas, Fran conseguía ligar dos muletazos seguidos. Ya en el tramo final del trasteo, frente a chiqueros, proliferó en el toreo valeroso y encimista y dibujó circulares invertidos y pases ligados de mucho mérito. Cobró una buena estocada y se le pidió un trofeo que no fue concedido.

Recibió al quinto a porta gayola y se estiró en unas verónicas intensas y decididas. Tras un inicio novilleril y entregado con pases ligados de hinojos, estampó dos tandas cuajadas de derechazos, limpios y largos, abrochados con el de pecho. Más renuente el utrero con el pitón izquierdo, ensayó una serie al natural que careció de las deseadas continuidad y limpieza. El novillo, antes de pararse, aguantó sólo dos series, las que aprovechó a la perfección el gaditano. Manoletinas postreras dieron paso a cuatro pinchazos y una estocada, con lo que perdió la oreja que con tanto esfuerzo tenía asegurada.