Al-Qaida se venga de las milicias suníes
Un doble atentado contra ex combatientes que se pasaron al bando del Gobierno iraquí pagados por EE UU deja 46 muertos
Actualizado:Las fuerzas norteamericanas de combate completan estos días su anunciada retirada de Irak, pero con ellas no se llevan la oleada de violencia que se desató en el país del golfo Pérsico tras la invasión de 2003. En otra jornada sangrienta, al menos 46 personas perdieron la vida ayer y decenas resultaron heridas en un doble atentado suicida. Dos kamikazes vestidos con el uniforme del Ejército hicieron explotar sus cinturones contra miembros de la Sahwa, palabra en árabe que significa despertar o resurgimiento y que da nombre a la milicia creada y financiada por EE UU a finales de 2006 para combatir a Al-Qaida.
El primer ataque tuvo lugar en Radwaniya, una localidad situada veinticinco kilómetros al suroeste de Bagdad, donde decenas de ex milicianos esperaban en cola el turno para recibir su sueldo ante una oficina del Ministerio de Defensa. Cuarenta y tres personas perdieron la vida, entre ellas seis soldados y tres civiles, según los medios locales. La segunda acción terrorista se produjo en la provincia de Anbar, donde nacieron estos contingentes, y al menos tres personas murieron tras la irrupción del suicida en las dependencias donde se encontraban reunidos varios de sus miembros.
Aunque ninguna organización reivindicó los atentados, las autoridades locales apuntan a Al-Qaida en Irak como la posible autora de este acto de venganza contra los que a comienzos de la invasión fueron sus compañeros de lucha contra las tropas estadounidenses. El general David Petraeus, actual responsable de las fuerzas internacionales en Afganistán, fue el ideólogo de estas milicias que se formaron a base de comprar a miembros de la resistencia y líderes tribales que tras la caída de Sadam Hussein y la aparición de los rebeldes chiíes decidieron aliarse con Al-Qaida, grupo de su misma confesión suní.
Decenas de miles de ex guerrilleros empezaron a recibir sueldos de los norteamericanos en todo el país a cambio de su colaboración hasta que a comienzos de 2009 se transfirió esta competencia al Gobierno de Bagdad liderado por Nuri al-Maliki y entonces empezaron los problemas.
Reducción de salarios
En los últimos meses sus sueldos se han reducido a una tercera parte y las autoridades sólo han incluido a una pequeña parte en las Fuerzas Armadas, ya que «no existe una confianza absoluta en ellos debido a su pasado insurgente», confiesan los oficiales del nuevo Ejército cuando se les interroga al respecto.
Las tropas regulares han ocupado progresivamente su espacio y apenas se ve milicias en las ciudades iraquíes, pero el descontento por las promesas incumplidas y la indefensión -están en el punto de mira continuamente de Al-Qaida y de las milicias chiíes- han hecho que crezcan las protestas entre los antiguos combatientes.
El de ayer fue el segundo ataque terrorista directo que reciben los ex milicianos desde que a comienzos de abril veinticuatro de ellos perdieran la vida en otra acción suicida en la zona de Hilla, cien kilómetros al sur de Bagdad. El vacío de poder actual en el país asiático, que sigue sin Gobierno tras las elecciones del 7 de marzo, aumenta la tensión entre los distintos grupos que se disputan el control. Moqtada al-Sadr, líder de los radicales chiíes, viajó a Damasco el pasado sábado para reunirse con el presidente sirio, Bachar al-Assad, que celebró su décimo aniversario al frente del país recibiendo al clérigo, cuyo partido político es una de las principales fuerzas de Irak, y enviando a Occidente un mensaje del papel que puede jugar en la estabilidad definitiva del vecino iraquí.