LA HOJA ROJA

'IMPOSSIBLE IS NOTHING'

Con la selección ha vuelto la España cañí. Hemos recuperado a Manolo Escobar y ya sólo nos queda sacar a Alfredo Landa con su camiseta interior y su palillo de dientes

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Hace mucho tiempo, mucho antes de que fuéramos felices e indocumentados - ¡ay!, esa cita a García Márquez, que tanto me reconcilia con los progres puretones de pañuelo palestino, camisa por fuera y barriga cervecera-, mucho antes, casi, de que este mundo fuera como es, ya había quien buscaba al pulpo 'Paul' de turno para pronosticar el éxito o el fracaso de sus batallas. Miraban las tripas de bichos muertos, leían el vuelo de los pájaros y actuaban de conformidad con el resultado del oráculo. No se lo tome a broma, como sigamos así será una caballa caletera la que nos diga si el Bicentenario va a ser otro mamarracho. Al fin y al cabo, siempre se nos dio bien confiar nuestra suerte a los demás, así después podemos entonar sin apuro eso tan gaditano del «yo no ha hecho».

Parece que volvemos sobre nuestros pasos. Casi, casi al origen. «Espartanos ¿cuál es vuestro oficio?» se gritaban los de la Selección antes, durante y después de cada partido «¡auu, auu, auu!», respondía el resto, como en la película '300', aunque ya al final de la final, cansados y con heridas de guerra, más les hubiera valido conjurar aquello de Alatriste «Esto es un tercio español». Un tercio español que ha sido capaz de entretener a un país y de reconciliarlo incluso con el Gobierno -que ya es decir- contagiándonos de un virus colectivo de euforia, que nos ha sacado los colores más patrióticos. Ahora, nos dicen que los jugadores de la Selección son un ejemplo para la juventud española, de superación, de esfuerzo, de compañerismo, de humildad -ojo, también nos lo dijeron de los niños de Operación Triunfo-, ahora, nos enorgullece que nuestros héroes sean bajitos, calvos, feos y de pueblo - ¡Viva Fuentealbilla!, gritaba Iniesta-.La España cañí ha vuelto. Hemos recuperado a Manolo Escobar, ya sólo nos queda sacar a Alfredo Landa con su camiseta interior y su palillo de dientes y resucitar a Paco Martínez Soria bebiendo del porrón. 'Spain', para todo, sigue siendo 'different'.

Porque mucho de hablar de pan y circo, mucho hablar del instrumento de neutralización política que se hace del fútbol, mucho de la irresponsabilidad de tener a un país atrapado en la Gran Vía y que levante la mano el que no haya visto a Reina haciendo lo mismo que el 'speaker' de La Caleta pero con seiscientosmil euros en el bolsillo. Que levante la mano el que no haya visto a Casillas y su novia dándose el beso que llevará a Telecinco a los altares. Que levante la mano quien no se enterneció viendo a la Infanta Leonor sonreír con la copa del mundo en la mano. Que levante la mano quien no alabara el gesto de Zapatero de invitar en la Moncloa a los familiares de los trabajadores del palacio para que aplaudieran a los veintitrés seleccionados que han hecho más por la imagen de España en un mes, que la presidencia europea en medio año. Ya lo dice la campaña publicitaria que tanto nos ha torturado «Nada es imposible», ni siquiera que usted se haya contagiado. Que sí. Que es pan y circo. O sólo circo, porque el pan cada vez nos cuesta más caro.

Y no me negará usted que la marcha triunfal de la selección por las calles de Madrid no tenía su punto romano. Esos legionarios que vuelven cansados pero victoriosos, con las ropas aún sudadas de la batalla, esos arcos de triunfo, ese pueblo aclamando a los héroes, ese emperador que los recibe y los abraza «ya estáis en casa». Demasiadas coincidencias. Demasiado atontamiento. Porque detrás de la selección, es donde está el verdadero esfuerzo, aunque ese no interesa que ni usted ni yo lo veamos. No vaya a ser que sepamos demasiado y nos dé por pedir que también se aplique lo de la selección -en su sentido más literal, el de seleccionar a los mejores- a la política. Que estamos hartos de ver a la cantera jugar en primera división, y a los goleadores en el banquillo.

Como un punto romano ha querido ponerle el Cádiz C.F. a su campaña de captación de socios, nada que ver con aquella fiebre amarilla «diga usted A», y el enfermo respondía «caaaadiii, caaaaddi», o aquella perola amarilla con los muslos de pavoni, o aquel pozo del que pronto íbamos a salir. «Unicvs» dice el cartel de este año que pretende encontrar diez mil abonados, a ver de dónde. Porque hasta a la afición hay que convencerla, que lo de Pedro y el lobo se lo aprendieron ya hace tiempo. Y eso que es la campaña del centenario, por eso insisten en lo de único. En fin. Que este analgésico ya no nos hace efecto. Que necesitamos algo más fuerte.

Va la cosa de anestesias. La semana que viene, la dosis de recuerdo. Un carnaval en verano. Lo que nos faltaba. Más circo y menos pan. Ya son más de sesenta las agrupaciones que han confirmado a través de la casapuerta de Facebook su participación en esta iniciativa que, dicen, es multitudinaria pero espontánea, y popular, y divertida, y sencilla -siga usted, y bajita y de pueblo- y que nació de un sentimiento de impotencia ante la adversidad climatológica de febrero que les impidió celebrar el carnaval como Momo manda.

Esto les pasa por no consultar al oráculo. Ya lo dije al principio. Que vamos para atrás. Total. El Zoo Aquarium de Madrid anda haciendo gestiones para traer al pulpo 'Paul' a España en un programa de intercambio de animales -me intriga saber a cuál vamos a mandar nosotros a Oberhausen-. Una ocasión única. Pregúntele al pulpo, que lo mismo hasta le contesta. 'Impossible is nothing'.