EL VERANO DEL BESO (I)
Actualizado:Pese al calor y a la calma chicha del levante me encanta el verano. Desde pequeña y como para el resto, el verano supone un período especial; aunque trabajas las mismas horas y aunque madrugas al igual que el resto del año, el hecho de trasnochar y salir a la fresquita produce un efecto beneficioso en todos nosotros. Cada verano tiene una imagen y una canción siempre espantosa y también sus enigmas. Seguro que se han fijado: 'La Roja' ha logrado desterrar a la camiseta de tirantes masculina; al menos por el momento, cuesta encontrar a gaditanos que emulando a Paul Newman en 'La gata sobre el tejado de zinc', salgan a pasear con sus camisetas de tirantes por las calles de la ciudad. Otra imagen de este verano será la del beso que le dio el capitán de la selección española a su novia; no sé si habrán reparado en el poder milagroso que ha tenido este beso. Una vez besada, para parte de la opinión pública, Sara Carbonero ha vuelto a ser periodista. Tras ser embestida sin piedad por propios y ajenos de la profesión, ha bastado con el triunfo de España y con el arrumaco televisivo para que expíe todas sus culpas. Como tantos y tantas me pregunto qué hubiese ocurrido si ella hubiese saltado al campo y le hubiese estampado un beso en los morros a Iker Casillas; me pregunto si entonces hubiese salido Miriam Clegg, la mujer del viceprimer ministro de la Gran Bretaña, pidiendo que se retractase a la prensa 'seria'. O pregúntese qué hubiese ocurrido si no hubiese ganado España. En fin, sin ser el beso de Doisneau si fue bonito, aunque quizá hubiese sido, sino más bonito, si más justo para Sara que se lo diese en privado.