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Historia, política, libertades y prensa se dan cita en la UCA

Prestigiosos historiadores analizan en la universidad, los vaivenes en las libertades de nuestro país

Cádiz Actualizado: Guardar
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El Aulario La Bomba de la Universidad de Cádiz acoge desde ayer hasta el próximo sábado, una serie de conferencias donde se analizan desde la coyuntura política entre 1808 y 1814, pasando por los antecedentes y evolución de la libertad de imprenta, hasta el papel de la mujer, la prensa y la política en la Guerra de la Independencia.

José Álvarez Junco, Catedrático en Historia por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó ayer su intervención destacando la necesidad de eliminar prejuicios y revisar la verdadera dimensión de la Guerra de la Independencia: etapa fundacional que supone el nacimiento de la nación. Con este objetivo planteó la complejidad de la coyuntura política precedente; marcada por las peculiaridades propias del siglo XVIII, momento en el que se producen notables cambios de la mano de los Borbones, que acababan de ocupar el trono, y que trataban de poner en marcha políticas reformistas, a la par que la religión y la Iglesia seguían teniendo un desdeñable poder, al ser prácticamente una rama de la administración.

La rareza de la Guerra de la Independencia, destacaba el profesor Álvarez Junco, es que a diferencia de conflictos anteriores, ésta sucede en territorio español, dentro de las ciudades con las consecuencias que ello tuvo para la población civil. No fue una guerra de España y Francia únicamente, sino que en el conflicto se vieron implicados ingleses, portugueses, polacos, alemanes. Además los españoles, por otro lado, se dividieron en patriotas y afrancesados; todo ello a la vez ante el vacío de poder que hubo, pues no había rey y aprovecharon para definir su propia condición política, dando principio a los movimientos independentistas. Esto dio lugar a una nueva concepción de Estado, constituyéndose así la Constitución de 1812, consiguiendo numerosas libertades, como la de Imprenta.

María Cruz Seoane Couceiro, profesora jubilada de la Universidad Carlos III de Madrid y dedicada a la investigación sobre la Historia del Periodismo, en su ponencia ‘Antecedentes y evolución de la libertad de imprenta’, destacaba las vicisitudes vividas por la libertad de expresión hasta nuestros días. Hace un revisión desde el siglo XVIII con la legislación específica sobre prensa e imprenta hasta llegar a hablar de los blogs y las demás formas de expresión que permiten a cualquiera que lo desee dar a conocer su opinión sobre las más diversas materias, de lo que advertía, la profesora, que no implica que sea información veraz o contrastada.

En el siglo XVIII sucedieron las voces en defensa de la libertad de imprenta, entre los que se pueden resaltar los casos de personalidades como Gándara, Valentín de Foronda, León de Arroyal, que defendieron el uso de la libertad de expresión y la necesidad de que las ideas políticas pudieran ser manifestadas.

Como consecuencia de una legislación específica sobre prensa e imprenta, explicaba la profesora, se produjo un gran desarrollo del periodismo, y por consiguiente de la posibilidad de expresar las ideas, pese a la existencia de la censura previa; y cómo esto se vio frenado en 1791 como consecuencia del miedo a la Francia revolucionaria, cuando fueron prohibidos todos los periódicos salvo los oficiales, Gazeta y Mercurio y el Diario de Madrid.

Pese a la prohibición, las ideas revolucionarias llegan a España y especialmente a puertos como Cádiz, donde además existe una destacada colonia de comerciantes franceses.

Llegamos a 1808, donde se produjo una libertad de imprenta y empezaron a proliferar folletos y periódicos de todo tipo, sin que el Gobierno pueda hacer nada por coartar su influencia. En los años siguientes autores como Morales, Antillón o Quintana defendieron la libertad de imprenta, que fue uno de los primeros decretos en ser aprobados por las Cortes. En 1813 se inició el debate sobre la extinción de la Inquisición, que será una de las cuestiones donde el intercambio de ideas fue más nutrido, hasta conseguir su abolición.

Con esta supresión, la existencia de libertad de imprenta y la propia Constitución de un nuevo Estado parecía posible, pero tras el paso de Fernando VII del río Fluviá, se hizo más evidente que su retorno derivaría en la supresión de todas estas libertades, que sirvieron para romper las cadenas y difundir las luces.