DESPUÉS DEL DESENLACE
Actualizado:El estado de euforia promovido por nuestra magnífica selección nacional va a mantenerse durante mucho tiempo. Bastará con desterrarse a la memoria o decir eso de «que nos quiten lo driblado». Lástima que el Estado del bienestar no se pueda mantener en semejante proporción: la fiscalidad actual no lo permite.
Tampoco contamos con ningún político comparable con Vicente del Bosque, ya que están hechos de otra madera y al parecer ninguno cree como él en «la importancia de tener otros valores». Ha juntado un grupo que será tan memorable como la Generación del 27. ¿Por qué los calendarios agrupan caprichosamente a algunos genios? Para saberlo habría que conocer por qué los restringen en otras épocas, pero lo cierto es que estos muchachos nos han hecho felices. Millones de españoles hemos dicho «¡gol!» al mismo tiempo y eso es muy difícil en nuestro país. Por la parte que me toca debo confesar que he vivido el que será con toda probabilidad mi último Mundial de un modo febril y sereno.
Quiero decir que he estado agitado, pero sentado ante el estadio de la tele. Cuando Marcelino le marcó a Yashin aquel gol de cabeza, estuve en el Bernabéu. Cuando el gol de Zarra estaba en mi casa, pero oyendo a mi amigo Matías Prats, que me lo retransmitió luego muchas veces. Me ha gustado el fútbol desde que en el colegio jugábamos con pelotas de trapo, o sea, desde que tengo uso de balón. Este júbilo colectivo me lo debían desde hace mucho tiempo.
Después del desenlace habrá que volver a instalarse en la realidad y hablar del aborto, también llamado «interrupción» del embarazo, de las hipotecas y de los ensayos segregacionistas. La economía sigue encallada en la crisi. Nuestra fortaleza es sólo deportiva, pero tenemos muchas almenas que son nuestras y es el momento de asomarse a ellas. Para que nos vean.