La Virgen navega con los suyos
Tras el desembarco, el arcipreste de la Villa dirigió una acción de gracias a la mar y lanzó una corona en recuerdo a los fallecidos La Señora del Carmen pasea de La Cachucha al Muelle en su procesión costera
Actualizado:Como antesala de la festividad que tendrá lugar el próximo viernes, la Hermandad de Nuestra Señora del Carmen desarrolló ayer su tradicional procesión marinera, en la que la imagen de la Virgen recorrió a bordo de un barco, acompañada por un buen número de botes, yates y algún kayak, parte del litoral puertorrealeño.
Como es preceptivo, todas las embarcaciones estuvieron identificadas por la bandera española, pero esta vez la roja y gualda se hizo todavía más protagonista si cabe, debido a la cita futbolística que aguardaba apenas unas horas después.
El punto de encuentro inicial para los fieles volvió a producirse en la recogida playa de La Cachucha. La ceremonia comenzó con el rezo del Santo Rosario, en pleno camino por la orilla, antes de que la talla quedara expuesta a la veneración de los puertorrealeños que se acercaron al lugar, una gran mayoría de ellos con atuendo playero. La oración tuvo que adelantarse en parte sobre el horario previsto, debido a los imponderables de la bajada de la marea. El Rosario quedó rematado por tres 'vivas', uno a la Virgen, otro a a los marineros y uno más a los costaleros. «Madre, ayúdame a mejor conocerte, amarte, imitarte e irradiarte», rezaba a las espaldas de las camisetas de la cuadrilla, que este año cumple el décimo aniversario de su creación.
Entre el recogimiento, los cohetes, que no pararon de lanzarse desde el «Madre del Divino Amor», el barco que acogería a la Virgen, anunciaban a los vecinos de la ribera el arranque de la procesión.
El estruendo se silenció para oír las primeras marchas de la banda de música puertorrealeña Virgen de la Estrella, que interpretó sus sones en la distancia, desde el Paseo Marítimo, a decenas de metros, arena de por medio, de la orilla.
Los espectadores empezaban a arremolinarse a ambos flancos de un pasillo acotado en pleno agua, en el que se produciría el embarque y salida de la Reina de los Mares. No faltó quien siguió todo este ceremonial sumergido en un baño refrescante. En toda esta tarea inicial, los miembros de la Hermandad fueron asistidos, entre otros, por integrantes de Protección Civil y del club náutico El Trocadero.
Concluida la tradición a orillas de La Cachucha, la Virgen, cuya peana iba exornada con claveles blancos, fue afianzada sobre la embarcación en la que haría su recorrido de la playa a la Puntilla del Muelle, por el caño que discurre en paralelo al Paseo. Muchos espectadores acompañaron por tierra a la comitiva, para dejarse conducir hasta el punto de desembarco.
«Salve, reina elevada al Cielo», es la frase que corona la cabina del barco que traslada por las aguas a la Virgen. En su proa, un salvavidas en el que se estampa el emblema del Monte Carmelo. La imagen afrontaría hasta tres mangas, ida y vuelta, antes de que la talla pusiera pie en el suelo firme del Muelle. Como anécdota, el primero de esos recorridos coincidió con la vuelta a puerto de los más rezagados en un campeonato de vela que se ha venido disputando todo el fin de semana en aguas puertorrealeñas.
Como dicta la tradición, en plena Puntilla del Muelle se llevó a cabo la bendición de las aguas, a cargo del arcipreste de la Villa y director espiritual de la Hermandad, el padre Balbino Reguera. En sus palabras, Reguera elevó su oración para que estas «sigan produciendo, dando trabajo a los hombres y acogiendo a las personas de bien».
Tras la ceremonia hubo un recuerdo en forma de oración hacia las personas que fallecidas en la mar, ante las que Reguera proclamó un sentido «descanse en paz», antes de arrojar una corona de flores desde el pantalán de cemento.
Antes de afrontar el camino a la Prioral de San Sebastián, los presentes entonaron la Salve a la Reina de los Mares, guiada por la melodía de la banda. A su término, el hermano mayor del Carmen, José María Guerrero, lanzó sendos 'vivas', a su propia titular y a la Virgen de Lourdes, patrona de Puerto Real.