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Ángeles y demonios

Después de un mes de competición, estos son los grandes triunfadores y perdedores del torneo

FERNANDO ITURRIBARRIA
JOHANNESBURGO.Actualizado:

Serán recordados para lo bueno o para lo malo. Todas las competiciones tienen ángeles y demonios, y Sudáfrica no es una excepción.

LOS HÉROES

El técnico que más lejos y más alto ha llevado en la historia a 'La Roja' se ha consagrado a los 59 años como uno de los seleccionadores más influyentes del concierto internacional. Muchos colegas han señalado su forma de jugar como la más atractiva que se ha visto desde hace mucho tiempo a nivel de selecciones. Hombre discreto, prudente, analítico y reflexivo, ha demostrado la gran virtud de aprovechar el legado de Aragonés y de mejorar su herencia con complementos que han ampliado la gama de virtuosismo del conjunto en una línea de continuidad sin rupturas. El salmantino, que ha alabado siempre la figura de Iker Casillas, de nuevo salvador y providencial en la final, ha logrado la transformación evolutiva del 'tiqui taca' de la modernidad post-furia agro-racial en el fútbol absoluto de la posmodernidad hedonista para después de la crisis.

Engranaje esencial del fútbol combinativo y solidario español, Xavi Hernández ha completado el Mundial al mismo elevadísimo nivel que le valió hace dos años ser el mejor jugador de la Eurocopa. Según las estadísticas del centro de estudios de la FIFA, ha sido el futbolista que más ha entrado en contacto con el balón y el que más pases ha prodigado, con porcentajes de éxito que superan el increíble porcentaje del ochenta por ciento. Jefe de la orquesta roja, secundado en la batuta por su cómplice en automatismos Andrés Iniesta, la correa de transmisión del juego español es el fielato imprescindible para conferir fluidez, velocidad y profundidad a las triangulaciones y aceleraciones de los compañeros, a los que sirve con ejemplar altruismo.

Con la tranquilidad proporcionada por su fichaje por el Barça antes del torneo, David Villa ha revalidado en Sudáfrica su olfato de gol sin parangón en la élite mundial. Como ya hizo hace dos años en la Eurocopa, el asturiano ha dado todo un recital de las virtudes del artillero moderno por su constante movilidad, adaptación a las distintas posiciones de la delantera, versatilidad en las diferentes variantes del remate y enorme sangre fría en la ejecución de la suerte suprema. Blindado por una confianza a toda prueba, trabajador infatigable en la recuperación y el acoso en la primera línea de defensa, ha sido la referencia absoluta del ataque español ante la baja forma de Torres y la amenaza más temida por todas las zagas enfrentadas a 'La Roja'.

A sus 20 años, ha sido la gran revelación del Mundial hasta el punto de ser uno de sus máximos goleadores y elemento clave de Alemania. Su ausencia por suspensión debido a la acumulación de amonestaciones constituyó uno de los factores fundamentales de la derrota germana ante España. Veloz, vertical e incisivo, dotado de olfato de gol y gran capacidad de remate, el joven bávaro se ha consagrado en la élite cuando quince meses atrás jugaba todavía en Tercera División con el equipo filial del Bayern de Múnich. Contra Uruguay disputó en la final de consolación su sexto encuentro mundialista y el octavo partido internacional de una fulgurante y prometedora carrera.

Campeón de la Liga y la Copa de Italia y de la Liga de Campeones europea con el Inter de Milán, Wesley Sneijder ha cuajado un magnífico Mundial en el que ha sido uno de los baluartes esenciales del éxito de Holanda. En vena goleadora, contra Brasil marcó hasta un tanto con la cabeza, el único de su carrera, a pesar de ser el futbolista más bajito de su selección, con 1,70 metros. Pero en la medular 'naranja' es un pequeño gran hombre que se agiganta conforme transcurre el cronómetro para completar excelentes segundas partes en las que se erige en motor además de su papel habitual de cerebro del equipo. A los 26 años, el desahuciado del Bernabéu, renacido en el regazo de José Mourinho, ha puesto en Sudáfrica los primeros jalones de su candidatura al renovado 'Balón de Oro'.

El uruguayo ha sido designado por la FIFA como el mejor jugador del mundo. Sus cinco goles en Sudáfrica le han aupado a la peana de los dioses; el segundo lugar ha sido para Sneijder y el tercero para Villa.

LOS VILLANOS

Un escupitajo en dirección a la cámara de televisión que le acompaña hacia los vestuarios del estadio Green Point de Ciudad del Cabo es la última imagen del nefasto Mundial de Cristiano Ronaldo. El capitán de Portugal ni siquiera estuvo ese día de la derrota en octavos ante España a la altura de sus galones y eludió sus responsabilidades remitiendo a los periodistas a su seleccionador, Carlos Queiroz, como si la defensa de los compañeros no formara parte de sus funciones.

Intrascendente una vez más en una gran cita, la pálida estrella del Madrid se fue de Sudáfrica con una sola diana en su haber, un tanto de chiste en autopase involuntario con la chepa, en la goleada a la inocente Corea del Norte, el peor conjunto del torneo. Para colmo, la prensa sensacionalista británica y estadounidense ha publicado que el hijo que tuvo el 17 de junio durante el campeonato nació en Nueva York de una madre de alquiler a la que habría pagado doce millones de euros por guardar silencio sobre la paternidad del jugador.

La más vergonzosa participación de Francia en los anales de los Mundiales terminó con Raymond Domenech dando explicaciones ante los diputados de una comisión parlamentaria y la dimisión de la plana mayor federativa. Con el finiquito firmado antes de viajar a Sudáfrica y ya firmado el pre-contrato con Laurent Blanc, su sucesor, el seleccionador galo fue un pelele sin autoridad en manos de los clanes internos, que aprovecharon el vacío de poder para hacer y deshacer a su antojo alineaciones, sistemas y convivencia.

El fracaso de Lippi ha sido morrocotudo en la defensa del título. Italia quedó última clasificada de su grupo F, completado por Paraguay, Eslovaquia y Nueva Zelanda, y se marchó para casa humillada y desnuda de sus carencias ante el mundo. Con nueve seleccionados que superaban los 30 años, la apuesta de Lippi por la vieja guardia de los Cannavaro, Zambrotta, Gattuso, De Rossi y Iaquinta resultó una confianza ciega en veteranos crepusculares convertidos en carne de geriátrico. Con Pirlo, el único 'fantasista' lesionado y los goleadores Cassano y Balotelli olvidados, los jóvenes tampoco estuvieron a la altura de las exigencias en un conjunto que encima tuvo que apechugar con la baja en el torneo de Buffon, operado luego en Italia de una hernia discal. Desde el 1 de julio Cesare Prandelli ha asumido la dirección técnica de una 'squadra azzurra' que ganó su último partido en noviembre de 2009 (1-0 contra Suecia).

No tiene suerte con los Mundiales. En Alemania compareció renqueante de una rotura en el quinto metatarsiano del pie y terminó expulsado en la derrota en octavos ante Portugal por pisar a Carvalho a requerimiento de Cristiano, entonces compañero suyo en el Manchester. De Sudáfrica se marchó sin marcar, como en los últimos ocho partidos con la selección, su peor racha personal con el equipo nacional.

Le faltó la frescura y la chispa necesarias para redimir de su incapacidad para jugar en equipo a fuertes personalidades como Terry, Lampard o Gerrard, a quienes ni siquiera Capello pudo inocular la vacuna de la solidaridad. Encima, una vez de vacaciones, tuvo que afrontar la afrenta de ser designado el futbolista más feo del Mundial en una votación organizada por la página web beautifulpeople.com.

«Esto es una trompada de Muhammad Alí, no tengo fuerzas para nada». Con esta derrotista frase se fue Maradona tras la goleada de Alemania (4-0). Ese día quedó al descubierto el disparatado capricho del 'dios' argentino, la construcción artificial de un once plagado de centrales y delanteros pero con un solo medio natural: Mascherano. La principal víctima de ese remedo de equipo partido por la mitad fue Messi, hijo devorado por Saturno, que se quedó sin anotar en el Mundial del que estaba llamado a ser la gran figura porque su padrino lo puso en posiciones muy alejadas del área. 'El Pelusa' mandó al museo a Pelé, se metió con la arrogancia francesa de Platini y exigió pedir perdón a los periodistas sin llegar a recordarles su condición de mamíferos.

No es seguro que se haya ido a pasar las vacaciones a Brasil, país del que es el villano por antonomasia. Autor de un gol en propia puerta, que luego los expertos del Grupo de Estudios Técnicos de la FIFA regalaron a Sneijder, y artífice de una autoexpulsión por pisotear a Robben, se convirtió en el culpable ideal de la eliminación carioca por Holanda.