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DONDE LAS CALLES NO TIENEN NOMBRE

TIEMPOS REVUELTOSMÁS QUE FÚTBOL

Ojalá tengan razón esos economistas que auguran que el Mundial vendrá con un pan debajo del brazoLa Junta ha ofrecido a sus empleados de Justicia trabajar horas extra por la tarde; quizá debería haberlo hecho con parados

JAVIER BENÍTEZ
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Días atrás escuché a mi admirado Carlos Herrera reflexionar sobre el Mundial de Fútbol y sobre las posibilidades de la selección española en esta trascendental cita deportiva. Fue el miércoles por la mañana, horas antes de la semifinal que le ganamos gloriosamente a Alemania con ese cabezazo de Puyol. Herrera venía a decir que todo esto -el Mundial, la parafernalia, el márketing y los sentimientos que se mueven a su alrededor- es algo más que fútbol, va más allá del deporte.

Como suele ser habitual estoy muy de acuerdo con el bueno de Carlos, y mis impresiones se confirmaron un par de días después cuando llegó a mis oídos la reflexión de unos sesudos analistas económicos que aseguran que si España gana el campeonato de Sudáfrica habrá que revisar al alza las previsiones de crecimiento de nuestro país. Y creo que puede ser verdad. Decían estos señores de una universidad norteamericana que la confianza de los consumidores españoles experimentará un subidón con la alegría de la selección, y que la imagen de España en el exterior se verá reforzada y mejorada notablemente.

Habrá muchos que no se crean ni de lejos una teoría como esta, los hay que miran despectivamente, como por encima del hombro, a los que podemos llegar a emocionarnos con un partido como el del miércoles o con la final de esta tarde. Todo es respetable, pero yo también tengo esa profunda convicción de que lo que puede suceder hoy trasciende del fútbol. Recuerden si no el ascenso hace poco más de un año del Xerez Deportivo a la Primera División española, la fiesta en las calles de la ciudad, la alegría colectiva de una gesta deportiva que en Jerez sirvió para hacernos olvidar nuestras penas durante algunos días y para dar mayor promoción a nuestra tierra no sólo en la geografía nacional sino también en los muchos países del extranjero que siguen de cerca la liga española.

Lo de la selección, salvando las distancias, sería aún más potente. He podido escuchar a Vicente del Bosque en los últimos días hablando sobre el buen momento del deporte español, no sólo del fútbol, y comentando que el papel de nuestros jugadores en Sudáfrica debe servir para prestigiar este deporte y también a todo un país que estuvo durante demasiados años casi borrado del mapa por su atraso histórico con respecto al resto del mundo civilizado. Hemos subido muchos escalones en ese sentido desde la llegada de la democracia, hemos sido escenario de unas olimpiadas y de una exposición universal, y tenemos deportistas de primera categoría en el tenis, el baloncesto y el fútbol por equipos, pero no olvidemos que éste es el deporte rey y que nunca habíamos llegado tan lejos. Lo de hoy es más que fútbol. Tenemos por delante la posibilidad de llevarnos un alegrón, de cantar, bailar y celebrarlo todos los españoles juntos, todos; pero, principalmente, tenemos la oportunidad histórica de demostrarle al mundo que España está en la élite. Ojalá tengan razón esos economistas que auguran que el Mundial vendrá con un pan debajo del brazo, y un hipotético triunfo de España nos sirva, además, para remontar el vuelo con más rapidez y dejar atrás esta maldita crisis.

Y si no es así, nos habremos emocionado, habremos disfrutado juntos, nos habremos acordado de aquellos que ya no están, habremos reforzado el sentimiento de nación y el patriotismo tan mal visto en otros tiempos, habremos saludado al mundo desde el balcón de los triunfadores y, sencillamente, habremos reído como hace tiempo que no lo hacíamos. Por todo ello y mucho más lo de hoy es más que fútbol.