LOS JORNALEROS SE ECHARON AL MONTE
Actualizado: GuardarQué calor, como diría Fernando Santiago. En plena alerta roja sobre Andalucía, más de un centenar de jornaleros cubrieron a pie buena parte de la sierra de Cádiz, mientras otros muchos familiares, simpatizantes y líderes políticos, sindicales o sociales les seguían en autobús. ¿Por qué esa marcha por la dignidad que ha transcurrido en estos días entre Benaocaz y Arcos? Porque el campo echa chispas. Más que el bochorno. La movilización de estos días sigue a la huelga general de 9 de febrero y que ya encendió las primeras luces de alarma en torno a la situación que vive la sierra gaditana: desde las grandes ciudades y, sobre todo, desde los centros de poder, se practica poco el turismo rural. O, al menos, así piensan campo adentro aunque a partir de aquel conflicto las autoridades socialistas parece que se han aprendido de memoria el beatus ille y han incrementado su presencia y su esfuerzo en nuestras tierras altas. No son suficientes las promesas de inversiones millonarias formuladas desde la Junta de Andalucía, creen los convocantes de la Marcha, como Diego Cañamero, secretario general del SAT . Aunque la crisis que agobia a los campesinos sea estructural está llegando a rebosar el vaso histórico de su paciencia, con cotas de hasta un 40 por ciento de paro en algunas localidades serranas, una situación que apenas amortigua el subsidio a pesar de que el Gobierno haya reducido a veinte la exigencia de peonadas. Ahora, reclaman que este requisito sencillamente desaparezca. Lejos están los tiempos en que la reivindicación más habitual del histórico Sindicato de Obreros del Campo (SOC) era la exigencia de una reforma agraria, que nunca llegó. O no llegó, al menos, del modo que lo venía reclamando la izquierda española. Junto a Diamantino García y Paco Casero, también un joven Cañamero -que ahora acaba de editar sus memorias con la ayuda de Joaquín Recio- estaba allí presente, cuando se tomaban fincas y se encadenaban a las máquinas que empezaban a transformar la geografía humana de los latifundios. Los tiempos cambian y la plataforma reivindicativa es otra: piden algo tan revolucionario como la concesión de créditos a las pymes con un periodo de carencia de dos años para que puedan reactivar su economía; también, ayudas directas a agricultores y cooperativas para que siembren cultivos sociales que generen mano de obra; rebajas en los pagos a la Seguridad Social para los autónomos y condonación de sus cuotas a los parados; o el aumento de planes de formación para jóvenes y mayores, pongamos por caso. También piden el derecho a prestación por desempleo y derecho a la baja por enfermedad desde el primer día; que las pensiones mínimas sean iguales al Salario Mínimo Interprofesional. Reclaman un PER especial que de trabajo durante 4 meses a todos los parados agrarios y del Régimen General, o que la duración del subsidio agrario y renta agraria sea de 10 meses. Que se apueste por la recapacitación laboral de los parados, también exigen. O la paralización del pago de las hipotecas a los parados, y la ampliación del subsidio agrario y la renta agraria de dos a diez meses. Tampoco olvidaron reivindicaciones locales, como las de pedir que pongan en riego cinco mil hectáreas correspondientes a los Llanos de Villamartín, pero que tendría que alcanzar a Bornos y a Espera, otro papel mojado desde hace décadas. Nadie parece dispuesto a tomar el Palacio de Invierno, quizá porque todos sospechen que bajo la actual crisis también debe encontrarse hipotecado. Su sueño más improbable, con la que está cayendo sobre Europa, es que la jubilación se anticipe a los 60 años. Como afirma Cañamero, se trata de reivindicaciones «justas, reales y posibles». Pequeñas heridas y desvanecimientos por el calor constituyeron las mayores incidencias de este largo paseo por el lado salvaje de nuestra economía olvidada. A lo largo del camino, han recibido el respaldo de responsables políticos como Ramón Sánchez, del Partido Andalucista o del parlamentario andaluz de Izquierda Unida y alcalde de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo. En algunos lugares, como Ubrique, llegaron a improvisar asambleas en las calles principales para explicar los motivos de la convocatoria y qué papel puede jugar la Administración a la hora de resolver esas asignaturas pendientes. Se trataba de un claro aviso a navegantes, en concreto a los presidentes de la Junta y del Gobierno central: «Ellos están muy preocupados por regalarle dinero a las grandes fortunas y a los bancos y es necesario recordarles que se deben al pueblo llano y sencillo que es quién está sufriendo esta graves crisis y su peor consecuencia, el paro masivo». Al convocar la marcha, que a mediodía de ayer murió en Arcos, el Sindicato Andaluz de Trabajadores no se mordió la lengua: «Te ofrecemos bocadillos duros, dormir en el suelo, ampollas en los pies, agua calentita y entre 35 y 40 grados de calor, pero también, la dignidad, la coherencia, la rebeldía, la honestidad y la lucha de un puñado de hombres y mujeres que no se doblegan ante los planes del poder del dinero. Tuya es la elección». Se trataba de un claro aviso a navegantes, en concreto a los presidentes de la Junta y del Gobierno central: «Ellos están muy preocupados por regalarle dinero a las grandes fortunas y a los bancos y es necesario recordarles que se deben al pueblo llano y sencillo que es quién está sufriendo esta graves crisis y su peor consecuencia, el paro masivo». Su descripción de la situación que vive el campo gaditano es más amarga que literaria: «Muchas familias temen la llegada del cartero con las cartas de embargo y desahucio que nos hacen perder los ahorros de toda una vida. Las colas ante los servicios sociales de los Ayuntamientos son interminables pero a los alcaldes se les niegan por parte del Gobierno central y andaluz los recursos y los medios para paliar la difícil situación de sus convecinos». Algo habrá que hacer. De momento, el campo se ha echado al monte.