El marido de Mercedes, en el entierro:«Se hará justicia»

No era una pregunta, tampoco un deseo alzado al aire, era una afirmación rotunda. «Se hará justicia con Mercedes», afirmaba su marido antes de enterrar a la que fue su esposa durante más de diez años. Hasta el tanatorio de la Zona Franca se acercaron familiares y vecinos de la zona que quisieron darle su últimos adiós a la que fue, durante tanto tiempo, su vecina, su amiga o su hermana. Fueron tantos que no pudieron entrar todos a la ceremonia oficiada por Juan Antonio Martín Baro y por un primo de la fallecida, que también es sacerdote. El responso comenzó a las diez de la mañana y en él se intentó dar un consuelo difícil de encontrar en circunstancias como ésta. Sin embargo, algo hubo en las palabras pronunciadas por ambos curas, pues los más allegados a Mercedes salieron un poco más reconfortados, quizás gracias al cariño de todos los presentes. Desde allí y en la más estrecha intimidad, los familiares más cercanos se trasladaron hasta el mancomunado de Chiclana para darle sepultura.

La familia dio ayer su último adiós a Mercedes pero todavía no han encontrado el descanso necesario para continuar hacia delante. Fuentes cercanas al marido aseguraban que éste todavía no había podido entrar en su casa y que sería durante este fin de semana cuando comenzarían con las labores de limpieza «pues desde que entró la Policía no hemos tocado nada».

«Estamos destrozados, en estado de 'shock' pues aunque la hayamos enterrado aún no hemos asumido lo que ha pasado». Lo que sí han asumido es que, una vez conocidos los culpables, toda la familia -tanto hermanos, como sobrinos y primos-, unirán fuerzas económicas y morales para que «caiga todo el peso de la ley sobre los culpables». «Todavía no sabemos qué es lo que vamos a hacer», de momento aprovecharán estos días para dormir un sueño que se viene atrasando desde que descubrieran el cadáver de Mercedes el pasado lunes en su casa de la calle Cal y Canto. «No sé si será este fin de semana o más adelante pero queremos que se haga Justicia, que le pongan una condena ejemplar y se cumpla».

Mientras tanto, el barrio de Guillén Moreno quiere olvidar todo lo sucedido. Entre los vecinos, algunos con el miedo todavía en el cuerpo, impera la ley del silencio ante preguntas cuyas respuestas desconocen.