«Han sido unos jabatos»

A Vicente del Bosque se le escapó una sonrisa. Una sola, nada más. Gesto suficiente en un hombre que no suele tenerlos. Ni cuando gana ni cuando pierde. Siempre comedido, educado, con los pies en el suelo, los mismos que le han llevado a Sudáfrica y con los que se ha paseado hasta la gran final. «Los chicos se han comportado como unos jabatos», dijo nada más acabar el encuentro, la reedición de la última Eurocopa con idéntico desenlace.

«Hemos jugado muy bien y hemos hecho un partidazo», manifestó el seleccionador, una sensación extendida no sólo entre la expedición española, sino también entre todo aquel que tiene ojos y vio la semifinal. «No me gustaría dar nombres, pero algunos jugadores han sido extraordinarios», dijo el salmantino, que alabó el compromiso de sus hombres, por fin en las puertas del cielo. Ahora toca dar el último paso, el paso, y superar a Holanda. «Tenemos otro partido por delante y debemos estar bien físicamente y a gusto con el balón».

Del Bosque evitó individualizar y adjudicó la victoria al mérito colectivo, una selección que hizo el mejor partido desde que está en Sudáfrica. Justo cuando más hacía falta, cuando los errores se pagaban a precio de oro, y Puyol encontró su pepita en un soberbio cabezazo ante el que nada pudo hacer Neuer.

El «acierto» de Pedro

Vicente del Bosque repitió por dos veces la fórmula necesaria para marchitar a los tulipanes. «Hay que estar a gusto con el balón». Antes del choque ante los alemanes dijo que no había miedo sino «respeto», y anoche se limitó a alabar el fútbol de Holanda sin entrar en más valoraciones. Volvía una y otra vez sobre el triunfo ante los teutones. «Hemos tenido más control del balón de lo esperado», reconoció el salmantino, y calificó de «acierto» su apuesta por el barcelonista Pedro en el once inicial. «El cambio de Pedro iba con el objetivo de atacar por la banda de Lahm y, en cuanto al error en la contra, creo que él hizo lo que consideró más correcto, por lo que no hay nada que reprocharle».

Los jugadores salían sonrientes, incrédulos, y Capdevila no tuvo ningún reparo en reconocer que «nadie de nosotros se imaginaba estar aquí» a estas alturas del campeonato. Y entonces resumió en una sola frase el sentir general del vestuario. «Todavía no somos conscientes de lo que hemos hecho».