Obama y Netanyahu restañan heridas
El mandatario de EE UU olvida sus diferencias con el líder israelí y destaca el acuerdo alcanzado para impulsar la negociación directa con los palestinos
NUEVA YORK.Actualizado:Distendidos, amistosos, riéndose a carcajadas, por si a alguien no le quedaba claro que ha pasado la tormenta, Barack Obama y Benyamin Netanyahu sostuvieron ayer una reunión «excelente», según sus palabras. Se trataba de disipar la imagen de desencuentro que ambos líderes han dado en los últimos meses y apremiar el inicio de conversaciones directas entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) antes de que expire en septiembre la moratoria parcial de nuevos asentamientos judíos y se complique más la situación.
«Estoy listo para entablar conversaciones directas», anunció una vez más el primer ministro israelí. El mandatario demócrata asintió satisfecho y dijo creerle. «La Autoridad Nacional Palestina tiene que preparar a su pueblo para la paz, es una oportunidad única y es un momento único para lograrlo», añadió después el dirigente hebreo. Hasta ahora Netanyahu y Mahmud Abbas, líder palestino, sólo se han comunicado a través del enviado especial del presidente de EE UU, George Mitchell, artífice de la paz de Irlanda del Norte, que ayer escuchaba silenciosamente desde la parte de atrás del Despacho Oval.
No hay sobre la mesa ninguna oferta concreta ni ningún requisito para empezar las conversaciones, pese a que Abbas había pedido el compromiso de que no se levantarán más asentamientos. Obama advirtió de que todos los gestos para construir una relación de confianza entre ambos pueblos son bienvenidos, pero con la moratoria en pie no cree que sea necesario nuevos compromisos, siempre que «en las próximas semanas» se avance de forma «robusta» para que cuando llegue septiembre «los palestinos puedan ver claro las ventajas que les traerá la paz, frente a las acciones de los violentos». El mandatario norteamericano admitió que en privado ha sugerido a Netanyahu y Abbas una serie de iniciativas que contribuirían a crear ese clima de confianza, pero evitó dar detalle alguno para ahorrarles presiones.
«Es muy importante que los palestinos eviten provocaciones, que usen un tono constructivo y que no aprovechen cualquier oportunidad para humillar a Israel en la escena internacional», sermoneó Obama. El inquilino de la Casa Blanca también aplaudió al Gobierno hebreo por haber mostrado «contención» en la construcción de asentamientos, pese a que la moratoria es parcial y ha estado enturbiada por la concesión de licencias solicitadas antes de que la declarase.
Uno de esos controvertidos anuncios ocurrió durante la visita del vicepresidente Joe Biden a Israel, lo que enfureció a Obama y provocó uno de los mayores desencuentros entre ambos países que se recordaban en décadas. Si en aquella ocasión el presidente dejó plantada a la delegación judía a con su familia, ayer invitó a Netanyahu a almorzar.
Elogios presidenciales
A diferencia de otros encuentros, esta vez Israel se ha encargado de que una serie de acciones positivas precedieran la reunión. El lunes Tel Aviv anunció medidas para suavizar el bloqueo a Gaza que dio pie al sangriento incidente de la 'flotilla de la libertad'. Algo que fue elogiado por Obama, satisfecho de que llegasen «antes de lo que muchos esperaban». Y ayer mismo, mientras ambos conversaban, los tribunales israelíes anunciaban acciones contra varios oficiales del Ejército por la ofensiva entre la Navidad de 2008 y enero de 2009 contra Gaza, en la que murieron 1.400 palestinos frente a sólo trece judíos.
El respaldo de Obama a Israel llegó también en forma de crítica a Irán, cuyo deseo de adquirir armas nucleares es «la mayor preocupación» de las autoridades hebreas, recordó Netanyahu. Por contra, el presidente estadounidense no mostró la menor intención de obligar a que Israel firme el Tratado de No Proliferación y revele el tamaño de su armamento atómico nunca reconocido. Para Obama, el país mediterráneo necesita «unos requisitos de seguridad únicos» dado el vecindario que le rodea, por lo que «EE UU nunca le pedirá que dé ningún paso que le debilite», aseguró. «Tiene que poder responder a cualquier amenaza», zanjó.