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Conmoción en el funeral de los Galán

Alrededor de 400 personas arroparon a la familia en la despedida del matrimonio portuense Milagros y Paco recibieron sepultura en la intimidad, mientras sus más allegados siguen sin hallar una explicación a la tragedia

LOLA RODRÍGUEZ* ciudadanos@lavozdigital.es
EL PUERTO.Actualizado:

Los cuerpos de Milagros y Paco Galán ya descansan en el cementerio de El Puerto, después de recibir el último adiós en un multitudinario funeral. Alrededor de 400 personas acompañaron a la familia en un ambiente de dolor y conmoción por la muerte de Milagros, de 64 años, presuntamente a manos de su marido, de 67, quien la asfixió para después suicidarse de un disparo en la cabeza. Ambos cadáveres fueron hallados la noche del sábado en su casa de la urbanización La Belleza. La investigación se encuentra bajo secreto de sumario y el Ministerio de Igualdad ha confirmado que se trata de un nuevo caso de violencia de género.

Una cuestión que descartan familiares, amigos y vecinos. Entre los asistentes no se escuchó ni una sola palabra de condena o repulsa que vinculara este suceso con la violencia de género. Todos coinciden en que ambos mantenían una excelente relación, que no se encontraban en trámites de divorcio y que no existían discrepancias entre ellos más allá de las típicas discusiones matrimoniales. «Ella era muy agradable, siempre saludaba, siempre sonreía. lo que ha pasado ya no lo sabrá nadie». «Paco era un hombre estupendo, nunca podría haber hecho nada malo». La plaza de España congregó a un centenar de portuenses que, bajo un sol de justicia, no escatimaron en corrillos ni en comentarios y especulaciones sobre el trágico suceso.

Poco antes de las 10.30 de la mañana, los hijos del matrimonio: Francisco, Benjamín y Roberto, ayudados por otros allegados, cargaron con los ataúdes para subir las escalinatas de la Iglesia Mayor Prioral. Junto a la entrada, las nueras de los Galán, agarradas del brazo, contenían a duras penas las lágrimas.

Dentro del templo, alrededor de 300 personas -muchas se quedaron en pie- coparon hasta la misma puerta de la iglesia para escuchar la homilía y arropar a la familia en la misa funeral que ofició el párroco, Diego Valle. No en vano, Paco y Milagros eran católicos practicantes, hacían vida pastoral y mantenían un estrecho vínculo con la parroquia. Una vez concluida la misa, los familiares cargaron de nuevo con los ataudes y los introdujeron en los dos coches fúnebres llenos de coronas de flores para dirigirse hacia el cementerio, donde recibieron sepultura en un acto íntimo. La representación municipal estuvo cubierta por la alcaldesa en funciones, Patricia Ybarra, por la concejala de Igualdad, Mariola Tocino, y por el edil de Seguridad Ciudadana, Carlos Montero. «Es un día muy triste para El Puerto porque se trata de dos personas muy conocidas y muy queridas. Tenían mucha relación con muchas familias y negocios». Fuentes municipales indicaron que hasta que no se levante el secreto de sumario y se constate si se trata o no de un episodio de violencia de género, no se pronunciarán sobre el caso. «El caso está técnicamente resuelto. Es una pena». El comisario provincial de la Policía Nacional, José María Deira, también estuvo en el funeral.