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EL PUERTO

Envían a prisión a un abuelo por supuesta agresión sexual a su nieta durante un año

S. TUBIO
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Un anciano fue enviado ayer a prisión sin posibilidad de fianza después de haber sido detenido este pasado fin de semana en El Puerto por supuesta agresión sexual continuada a su nieta, que es menor de edad. La gravedad del delito, junto a la declaración de la víctima que se ratificó en su denuncia, llevó a la jueza del nº 1 de la localidad portuense -que en estos momentos sustituye al titular del juzgado nº 3- a decretar el ingreso en la cárcel. El cambio en los instructores judiciales obedece a una simple cobertura de vacaciones. Por turno, la guardia había recaído este fin de semana en el nº 3 pero su titular se encuentra de vacaciones.

Según fuentes cercanas al caso, la supuesta víctima, que tiene entre 12 y 13 años, habría relatado episodios sexuales en contra de su voluntad y que se habrían producido durante más de un año. La exploración médica a la que fue sometida la niña tras formular la denuncia, descartaría penetración, pero sí halló otros signos de agresión sexual; de ahí que la jueza acordara la prisión. El sospechoso, de 78 años, fue trasladado desde los juzgados al centro penitenciario de Puerto III donde deberá cumplir esta medida cautelar hasta que sea modificada por la jueza a lo largo de la instrucción.

Lo reconoció

El anciano no negó haberse sobrepasado con la menor y reconoció ante la Policía y la jueza instructora haberle hecho tocamientos por encima de la ropa. Los abusos se habrían producido durante el tiempo que pasaba con la niña cuando se quedaba al cargo de ella mientras sus padres trabajaban.

Pese a reconocer en parte los hechos, difiere notablemente de la descripción que hizo la menor, primero a sus progenitores y después a la Policía. La niña aseguraba que su abuelo le hizo proposiciones que iban más allá de los simples tocamientos.

El ahora detenido fue asistido por un letrado de guardia durante la declaración que realizó pasado el mediodía. Después de reconocer los hechos se escudó en un posible trastorno mental que le empujaría a realizar esos actos con la pequeña. Sin embargo, esta posible justificación, al no quedar acreditaba mediante pruebas, no fue tomada en cuenta por la jueza, quien no optó por recluirlo en una unidad psiquiátrica.