«No me molesta que duden de mí; me molestan los ventajistas»
Casillas considera «patético» que se hurgue en su vida privada y dice que pretende ser un ejemplo para sus compañerosIker Casillas Portero y capitán de la selección española
POTCHEFSTROOM.Actualizado:Iker Casillas se mantiene en un segundo plano por voluntad propia. Sólo quiere estar bajo los focos del terreno de juego. Por eso se siente incómodo cuando hay quien ha pretendido mezclar su rendimiento deportivo con su vida privada, desde que se conoció que su pareja es la periodista Sara Carbonero, que cubre la actualidad de España en Sudáfrica. «No me molesta que duden de mí. Me molestan los aprovechados, los ventajistas», dice antes de advertir que le parece «patético hurgar en la vida privada de las personas. Y el que lo hace es porque su vida está vacía». Casillas recibe a este periódico en la antesala de una nueva 'final' para España.
-¿Qué significa la imagen de Casillas arrodillado con los brazos abiertos en el césped del Ellis Park?
-Es una mezcla de muchas cosas. Un grito de alegría. Soltar tensión porque el equipo ha pasado una barrera maldita en un Mundial. Fue como decir 'nos hemos quitado un peso de encima'. Ojalá tenga el mismo significado de la Eurocopa.
-¿Cuáles son sus sensaciones ante la semifinal?
-Tranquilidad. Positivismo. Ilusión. Todo lo que estamos percibiendo se viene acumulando de dos años a esta parte, a raíz de la Eurocopa. Ahí creamos un equipo y una ilusión. Y lo hemos mantenido hasta el día de hoy.
-¿Qué se decía dentro del equipo?
-Se comentaba la mala suerte del encuentro de Suiza. La necesidad de jugar ya el siguiente partido y ganar. Pero nunca hubo descontrol o desbarajuste. Nadie en la expedición pensó o dijo que estábamos fuera del Mundial. Todos los análisis o los mensajes fueron positivos. No hubo erosión en la unidad del grupo.
-¿Qué se cuentan en los diez segundos de piña que forma el equipo después del calentamiento previo a cada encuentro?
-Analizamos el partido.
-¿Y eso se puede resumir en diez segundos?
-Nos decimos tres cosas. Y puede hablar cualquiera. Es cierto que casi siempre soy yo el primero en hacerlo y enseguida llega otro comentario positivo de otro compañero. Son dos o tres apuntes sólo sobre ese partido.
- ¿Cómo es la vida del capitán en un Mundial?
-Hay que ser un ejemplo para todos. Es lo principal. Si el capitán no da ejemplo se convertiría esto en una casa de locos. Sería 'viva la Trini'. Hay que ser responsable para que todo el mundo sepa dónde estamos.
-Le acusan de haber estado muy callado.
-Sí. Quizás más de la cuenta. Porque a veces llegan situaciones, como por ejemplo la fase final de un Mundial, en las que tu papel es mínimo pero necesario. Lo poco agrada y lo mucho cansa. He vivido muchas fases finales, dos con el brazalete, y creo que hay que hablar poco, con idea y con coherencia.
-Pero antes de los partidos está usted muy serio. ¿No habrá perdido la sonrisa?
-No la he perdido. Cada jugador tiene un modo de concentrarse. En el Mundial de Corea fui con una ilusión diferente a éste. Han pasado ocho años, soy otro jugador. Y estoy igual de contento y de alegre en la convivencia del día a día. Me implico al máximo en el trabajo, sigo manteniendo las mismas sensaciones de entusiasmo cuando llego a los campos o cuando convivo con mis compañeros en la residencia.
-Usted siempre ha sido tratado bien por la prensa. ¿Qué sintió cuando se vio en medio de un debate que se creó con un compañero (Valdés)?
- Es la respuesta a la exigencia que tiene el fútbol. La gente no se acuerda del pasado, de la trayectoria y siempre te pide el máximo. Y cuando estás tanto tiempo en el Real Madrid o en la selección es normal que te exijan. Me gusta y es normal. No es fácil combinar once años en el Madrid y diez en la selección.
-¿Le molesta que se haya llegado a dudar de su capacidad?
-No. De siempre me han molestado los aprovechados. Porque no me gustan los ventajistas. Ahora podría tirar de la manta y preguntar dónde están. No lo voy a hacer. No es mi estilo. Hay que ser objetivo y no voy a entrar en una guerra que ni me da ni me quita. Es más, me quita mucho más que me da.
-Se debatió hasta que se quitase la barba.
-Sí. Se han dicho tantas cosas. Simplemente opté por quitármela un día. Es anecdótico, de ámbito personal, que no tiene nada que ver con el rendimiento.
-¿Se ha sentido arropado por sus compañeros?
-Sí. Totalmente. Más cada día. Mi relación, independientemente de la competencia, ha sido siempre muy buena. Con Pepe Reina he tratado más porque llevamos mucho tiempo juntos y aparte de compañerismo hay amistad. Víctor Valdés es una persona que ha venido hasta aquí para ayudarnos a todos. A ayudar a Pepe y a mí. Y a él. Competir por un puesto es sano.
-¿Qué le parece que se hurgue en la vida privada de las personas para atacar a la selección?
-Eso es de aprovechados. Es inevitable que a uno les caiga bien y a otros mal, pero mi convicción ha sido siempre atender a todo el mundo. Sin distinciones. Hablar de la vida privada me parece patético, triste. Si alguien lo hace es porque su vida está vacía. He estado expuesto desde hace tiempo a ello y no voy a prohibir a nadie que lo haga. Es libre de hacerlo. De hecho, los que hablan de mi vida privada es porque no son amigos míos.
Ochotorena, un fenómeno
-En los primeros partidos, en los que tuvo problemas de control en algunos balones, parecía que le ocurría algo.
-No. Sigo pensando que el balón es de playa. No me ayudaron ni a mí ni a nadie. No sólo se han quejado los porteros, también los jugadores. Las críticas son buenas para todos, y lo siento por la marca, pero son buenas para todos.
-¿Necesitaba una acción como la de parar el penalti ante Paraguay?
- Sinceramente, me he encontrado muy cómodo en todos los partidos. Siempre analizo mis encuentros e intento quedarme tranquilo. Y ha sido así en este Mundial. El día de Paraguay fue una acción puntual. Hay otras cosas a valorar, la colocación, el saque, la concentración. Y en todos los partidos he estado tranquilo.
-¿Qué papel tiene Ochotorena en su rendimiento?
-Es un fenómeno. Entiende de porteros. Y sabe lo que pensamos en cada momento. Es el 'come come' de nuestras mentes. A veces te tiran desde treinta metros y ya sabes que no vas a llegar y sin embargo en otras remata el delantero a un metro y sabes que vas a parar el balón. Tener esa fuerza mental en un portero es muy buena. Y él se encarga de que así sea. Llevo trabajando con él desde 2003, te entiende, sabe las caras que pongo cuando no estoy a gusto, cuando no estoy bien. Te entiende con una mirada.
-Pepe Reina le dijo por dónde tiraría el penalti Cardozo.
-Sí, me lo dijo en el entrenamiento previo, aunque luego hay que tomar la decisión. Pepe es un fan de los penaltis. Los estudia mucho. Primero me comentó alguna jugada de campo. Me dijo que Cardozo chutaba desde fuera y fuerte. Y que le tiró un penalti a su izquierda. No la pegó como el día de Japón, pero mantuvo la dirección.
-¿Es una señal positiva lo que sucedió, al igual que con Italia en la Eurocopa?
-Una señal y un aviso. Mucha gente dice que ahora no enamora el juego como antes. Los equipos juegan a que España no juegue. Saben cómo manejamos la pelota y la consigna es que si no corren todos les bailamos. Paraguay, Chile o Suiza salieron con esa mentalización.
-Y ahora Alemania...
-Será un partido muy diferente. Espero no equivocarme. Deja jugar, no se echa atrás y tampoco se cierra. Será un partido bonito.
-¿Ayuda el viejo recuerdo del Prater en la Eurocopa?
-Sí, pero no se puede vivir del pasado. Allí fuimos mejores y aquí todo es diferente. Alemania viene de ganar a Inglaterra, cuatro a uno, y a Argentina, cuatro a cero. Es una selección renovada, joven y que viene con fuerza. Puede ser la selección que marque la tendencia en la próxima década.
-¿El campeón de este torneo saldrá de este cruce?
-No se puede decir eso.
-Alemania ha perdido a Müller.
-A veces los equipos viven de las rachas de los jugadores. Mira Villa, cinco goles. Müller lleva cuatro goles y que no esté puede ser un hándicap.
-Ha parado dos penaltis en los Mundiales.
-No me querría ver en otra situación similar.
-¿Qué le provocan?
-Los penaltis me provocan demasiada angustia. He vivido tres tandas, dos en un Mundial y una en la Eurocopa, y se pasa muy mal. Si la suerte cae de tu lado, fenomenal porque enseguida te olvidas de todo. Me parece injusto el sistema. No los quiero ni en pintura.