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A la caza de Ronaldo

El delantero del Bayern está a tiro de un gol del astro brasileño para erigirse en 'súper-Pichichi' de los Mundiales Miroslav Klose Jugador de la selección alemana

CIUDAD DEL CABO. Actualizado: Guardar
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No hace un mes era el hazmerreir de la hinchada alemana. Pocos aficionados se tomaban en serio a aquel anciano de 32 años con las posaderas planas de calentar banquillo en el Bayern de Múnich. Sólo había marcado tres goles durante toda la temporada en la Bundesliga y la prensa se sorprendía de la confianza depositada por el seleccionador Joachim Löw en aquel delantero crepuscular para el amanecer germano. Pero Miroslav Klose se transforma cuando comparece en la cita cumbre del planeta balompédico y ya se ha puesto a tiro de una sola diana para igualar los quince goles del brasileño Ronaldo como 'súper-Pichichi' mundial.

El autor de catorce tantos en tres Copas del Mundo consecutivas nació el 9 de junio de 1978 en la ciudad de Opole, en el sur de Polonia, a orillas del río Oder, frontera secularmente permeable con Alemania. La capital histórica de la Alta Silesia dejó de ser Oppeln y recuperó su antiguo nombre eslavo al cesar de ser territorio germano en 1945 después de la Segunda Guerra Mundial en virtud de los acuerdos de la Conferencia de Potsdam.

Su madre fue jugadora internacional de balonmano y su padre un futbolista profesional que era el extremo derecho del Auxerre en la final de la Copa de Francia de 1979 que ganó el Nancy por 4 a 1. El bebé regresó a Polonia con sus padres al término de la temporada 1980-81, la primera campaña de los burguiñones en la Primera División gala. Con quince años volvió con su padre a llamar a la puerta del Auxerre, pero no superó la prueba a la que fue sometido por el técnico Guy Roux a pesar de su fama de 'caza-talentos'.

El pequeño 'Mirek'

El pequeño 'Mirek', apodo por el que era conocido en la escuela polaca, emigró a los ocho años y medio con sus padres al país de sus ancestros, un éxodo emprendido por millones de alemanes para huir del comunismo. Aquel chaval polacoparlante, que sólo sabía decir 'sí' y 'gracias' en alemán, se instaló con su familia en unos barracones para emigrantes a 40 kilómetros de Kaiserslautern y encontró en el fútbol el mejor sistema de integración. Menos Roux, todo el mundo quería tener en su equipo a aquel centrocampista larguirucho y vivaz, reconvertido a delantero el año 2000 por el Kaiserslautern de Brehme y que marcó a los 22 años su primer gol profesional.

Diez años después, acaba de rubricar contra Argentina su centésimo partido como internacional con un doblete que le iguala con su compatriota Gerd 'Torpedo' Müller a catorce dianas en la clasificación de máximos artilleros en fases finales de la Copa del Mundo. Aunque es consciente de que delante sólo tiene a Ronaldo, su ideal sería emular a Müller y al astro carioca que anotaron, en 1974 y 2002, respectivamente, en las finales en las que sus selecciones se proclamaron campeonas mundiales.

«Mi objetivo no es alcanzar a Ronaldo o batir su récord sino ganar la Copa con Alemania, es mucho más bonito que marcar uno o dos goles más», proclama el ariete que lleva un promedio de cinco goles por Mundial. Los de Corea-Japón fueron todos de cabeza y los de Alemania le valieron la Bota de Oro al máximo goleador del torneo.

Con el brillante rendimiento en Sudáfrica se saca la espina de una condena a la suplencia por el holandés Louis van Gaal en el Bayern. En compañía del hijo de granadino Mario Gómez, ha pagado la complemetariedad del dúo formado Thomas Müller-Ivica Olic en la delantera muniquesa. Incluso Olivier Bierhoff, mánager de la selección, tuvo que acudir en su defensa ante las censuras recibidas por su convocatoria. «Yo también cuando era jugador (de 1986 a 2003) tuve momentos de duda. Siempre ha mostrado capacidad para superar los momentos difíciles», destacó.

Instinto asesino

Fortalecido por la confianza ciega de Löw, Klose se metamorfosea con la camiseta de la 'Mannschaft' en cazagoles de instinto asesino. El 10 de septiembre de 2009 su triplete en Helsinki frente a Finlandia (3-3) evitó que Alemania concediera su primera derrota fuera de casa en un partido clasificatorio para la fase final de un Mundial. El 10 de octubre en Moscú su gol en el minuto 35 tradujo la superioridad germana sobre Rusia en aquella final del Grupo 4. Fue uno de sus siete tantos en ocho partidos de la previa.

Su promedio anotador en Sudáfrica es más meritorio porque no ha jugado todos los minutos previtos. Alberto Undiano Mallenco, colegiado español, lo expulsó por doble amonestación a los 37 minutos del partido contra Serbia y se perdió por suspensión el tercer partido de la liguilla ante Ghana. «Siempre creo en mí, pase lo que pase. Mi gran fuerza es llegar en forma en el momento deseado», pregona el goleador teutón, lanzado a la caza de Ronaldo.