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Juan Manuel de Prada recopila sus artículos más polémicos en este nuevo libro. :: LA VOZ
Sociedad

«Todo escritor es leal a sus obsesiones»

La obra incluye una serie de artículos recientes del autor, publicados la mayor parte en 'ABC' y 'XL Semanal' Juan Manuel de Prada recopila sus disidencias en su nuevo libro 'Nadando a contracorriente'

TOMÁS GARCÍA YEBRA
MADRID.Actualizado:

«Recuerdo que, cuando publiqué mi primer libro, 'Coños', la pregunta que más me hicieron los entrevistadores fue: '¿Por qué no ha incluido el coño de la Bernarda?'. Desde entonces, todo ha ido a peor». Juan Manuel de Prada (Baracaldo, 1970) es así de rotundo -y derrotista- cuando se le interroga por la frecuencia con la que últimamente su nombre se asocia a polémicas que arrancan en las ideas y descienden luego al terreno personal. «El desprestigio, el escarnio, la descalificación sumaria son costes que tengo asumidos y amortizados; siendo un escritor con vocación polemista, siempre me he visto metido en los fregaos más peregrinos y en la posición menos socorrida, la del nadador a contracorriente, llevándome todo tipo de mojicones».

Las razones de su disidencia se encuentran en 'Nadando contra corriente' (Buenas Letras), compilación de artículos recientes, en su mayor parte publicados en 'ABC' y 'XL Semanal', que explican ese disgusto con su época, un tiempo «incapaz de hallar, entre el batiburrillo de contingencias, el hilo conductor que le lleve hasta a la esencia de sus orígenes». Son esos principios los que empapan cada página, con un pensamiento vigoroso, de raíz cristiana, que le sirve para orientar tantos problemas cotidianos envenenados ideológicamente.

¿Y quién inocula ese veneno que polariza la sociedad? «Creo que no hay un único culpable», afirma De Prada. «Indudablemente, el temperamento hispánico, tan visceral y extremoso, tiene mucho que ver. Pero ese temperamento es un rasgo atávico; más culpables son quienes lo enardecen de forma irresponsable, agitando los peores fantasmas de nuestra historia y promoviendo un proyecto de ingeniería social que intenta cambiar a los españoles, o al menos a una porción muy significativa de los españoles, pretendiendo que se avergüencen de sus convicciones, o las oculten».

Defensor de la Iglesia

El escritor nacido en Baracaldo y criado en Zamora prepara la edición de un nuevo libro de Leonardo Castellani (sacerdote y escritor argentino) y remata una obra de teatro. Dentro de unos meses romperá su silencio narrativo. La última novela que publicó, 'El séptimo velo', fue galardonada en 2007 con el premio Biblioteca Breve. «Estoy trabajando en una nueva historia de ficción, aunque me volcaré por completo en ella apenas cumpla los compromisos adquiridos para esta temporada, que me han desbordado por completo y dejado una sensación de desaliento que trato de describir en el prólogo de 'Nadando contra corriente'».

No adelanta el argumento, pero algo se puede deducir. «Todo escritor es leal a una serie de obsesiones que componen su universo creativo. A veces, cuando pienso en las novelas que he escrito, me doy cuenta de que todas ellas comparten el mismo tema: la complejidad de la naturaleza humana y de sus elecciones morales. Ocurre que, cuando eres joven, estás obsesionado por lograr el deslumbramiento a través del mero lenguaje; cuando maduras, te importa mucho más el estudio de personajes, sus complejidades psicológicas, y no buscas tanto la pirotecnia expresiva como la búsqueda de las entrañas».

Por esas honduras transita 'Nadando contra corriente', con debates como el aborto o el fin del Derecho, al tiempo que recomienda libros y películas. También anima a los héroes contra ETA (de Regina Otaola a Emilio 'el del mazo'), evoca con nostalgia a los maestros que se le han ido (Eugenio Romero Pose, Miguel Delibes) y recrea los momentos más significativos de su propia vida familiar. En sus artículos defiende a la Iglesia, inmersa, a su juicio, en una campaña que denomina «cristofóbica». Juan Manuel de Prada es irónico al argumentar y eso dulcifica (salvo para el destinatario de sus dardos) la contundencia de sus posturas.

«Nos hallamos en un 'final de época'», sostiene. «Lo que no sé es si sabremos aprender del error a base de instaurar modos de vida más humanos, o si nos aferraremos al modo de vida falso y destructivo con que nos están sobornado. Eso está por ver».