Mínimas actuaciones por delitos contra la propiedad industrial

La Policía Local es la que tiene la responsabilidad de perseguir a los manteros. De hecho son los copartícipes, junto a los vendedores que se dan a la fuga, de algunas de las escenas más llamativas que no pocos transeúntes son capaces de reverdecer en las calles del centro. Pero, a la hora del balance, apenas si puede decirse que ofrezcan resultados tan espectaculares como esas llamativas carreras por calles como Larga, Lancería o Doña Blanca.

El balance de las actuaciones del último año y medio es, por ejemplo, un testimonio elocuente de una lucha contra este comercio ilegal más dada a asustar a quienes, al fin y al cabo, no hacen sino mal ganarse la vida. Todo el año 2009 sólo dejó cinco actuaciones, cuatro detenidos y, fruto de estas operaciones, se incautaron 730 CDs y 126 DVDs. Pero, a decir verdad, parece menor en cifras el resultado de la primera mitad de 2010: una actuación, un detenido y 228 CDs.

«Corría como una gacela»

Teniendo en cuenta esas cifras nimias en las que quedan, finalmente, estas intervenciones resulta especialmente llamativo cómo se prodigan tanto las presencias policiales y las imágenes que se ofrecen en el callejero del centro. «El vendedor, un chico de color bastante joven, corría como una gacela, como dando saltos, mientras el policía iba detrás, con la porra en la mano, sin ser capaz de alcanzarlo y terminando por los suelos», recuerda un comerciante.

Estas escenas se han convertido en los últimos tiempos en divertimento de jubilados que, sentados en los bancos de la calle, llegan a animar a los agentes en su persecución. Mientras, los recortes en su huída de los inmigrantes -la práctica totalidad de estos vendedores lo son- ofrecen la misma impresión de impotencia que las cifras finales recogidas en el balance de la Policía Local pueden también invitar a considerar dadas las circunstancias.

¿Crece o decrece?

No hay, por otra parte, acuerdo al respecto de si este tipo de venta ambulante ilegal que supone el 'top manta' esta creciendo o decreciendo. A la impresión que ofrece la cada vez más notoria presencia inmigrante en la ciudad se suma la consideración de que, por momentos, las calles más características al respecto, parecen no ofrecer mucha actividad.

No falta, de otro lado, la apreciación de algún comerciante que llega a una explicación a su teoría: «Se instalan aquí los que iban a ir a la costa y que retrasan su marcha a nuestras playas a la vista de que el turismo tampoco vive un año especialmente bueno». Otros tienen una visión distinta del asunto: «A la vista de la rápidez con la que colocan su manta en calle Larga y cómo la quitan nada más aparecer la Policía es difícil saberlo a ciencia cierta».