La disciplina de recoger algodón
El primer hispano en llegar a lo más alto del Ejército de EE UU vio cómo su reputación quedaba hecha añicos
NUEVA YORK.Actualizado:Rick Sánchez, como lo llamaban en su juventud, pasó su infancia a tres kilómetros de la frontera mexicana en Río Grande City (Texas), una de las áreas más pobres de Estados Unidos. Hijo de una familia monoparental, siempre le gusta recordar la anécdota de cuando su madre, carente de educación, lo hizo pasar una vez un día entero recogiendo algodón para que aprendiera el valor del trabajo duro. En 1973, y tras no pocos esfuerzos económicos, logró graduarse en una universidad texana. En lugar de dedicarse a las matemáticas, su gran pasión, optó por entrar en el Ejército, donde ascendió rápidamente.
En su tema de portada de diciembre 2003, la revista 'Hispanic' publicó un artículo sobre el primer militar estadounidense de origen hispano en alcanzar el cargo más alto dentro de las fuerzas armadas. «Soldado de fortuna: lejos de casa, el teniente general Ricardo Sánchez dirige el esfuerzo por estabilizar Irak en la posguerra». Con cincuenta año recién cumplidos, el Pentágono había justificado el nombramiento por sus conocimientos del país árabe, donde había luchado como comandante durante la Primera Guerra del Golfo en 1991.
Improvisación
Pero como se vería enseguida, la improvisación y la falta de una estrategia de la Administración de George W. Bush para afrontar el día después de la invasión de 2003 minimizaron la capacidad de acción del poderoso despliegue norteamericano. Apenas un año más tarde, la reputación de este prominente militar quedaría hecha añicos al no poder contrarrestar las graves acusaciones de que formaba parte del núcleo duro de la cadena de mando en el tema de torturas en Abú Ghraib.
Ya fuera del Ejército, en 2007, Sánchez rompió un largo periodo de silencio para acusar duramente al Gobierno Bush de aplicar una estrategia totalmente errónea en Irak que «conduce a las tropas de EE UU a un fracaso catastrófico» o «una pesadilla sin final a la vista».
Esa comparecencia en Arlington (Virginia) marcó el inicio de su larga deriva hacia posiciones cada vez más distantes de la Casa Blanca, si bien poco a poco dejó de lado sus críticas a la pura cuestión militar en el campo de batalla para centrar sus esfuerzos en el asunto de las torturas y las violaciones de los derechos humanos. Aunque la situación en Guantánamo ha mejorado sensiblemente con Obama, Sánchez se mantiene en guardia para que su país eleve los estándares de transparencia en el trato a los sospechosos de terrorismo detenidos centros de detención estadounidenses.