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El secretario general de UGT, Cándido Méndez, en un momento de la entrevista. :: ELVIRA MEGÍAS
Economia

«Ha cundido el pánico en el Gobierno»

Reconoce que ese temor ha provocado un «giro brutal en la política económica del Ejecutivo»Cándido Méndez Secretario general de UGT

MADRID.Actualizado:

La autonomía de UGT frente al PSOE no está en juego. Su secretario general Cándido Méndez (Badajoz 1952), socialista de toda la vida, lamenta que el presidente del Gobierno tenga en contra a gran parte de la sociedad, pero el sindicato no podía quedarse impasible ante unas medidas que traerán más desempleo y más pobreza a los ciudadanos con las rentas más bajas. Así, UGT ha convocado una huelga general, junto con CC OO, para el 29 de septiembre contra el presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, también socialista. Para Méndez será su segunda protesta contundente desde que hace 16 años ocupa el máximo sillón de la UGT. La primera huelga general que convocó fue en 2002 contra uno de los gobiernos de José María Aznar, precisamente por otra reforma laboral impuesta.

-¿Se siente decepcionado por el Gobierno socialista?

-Francamente, sí. Creo que las decisiones adoptadas últimamente son injustas y profundamente equivocadas. Provocarán más paro y retrasarán la recuperación de la economía. El Gobierno ha reconocido que son medidas para tranquilizar a los mercados financieros. Con ellas se ha perdido la confianza de gran parte de la sociedad y no ha obtenido el respeto para la economía española.

-¿Qué ha ocurrido?

-Que ha cundido el pánico en el Gobierno y en la Unión Europea, y ha provocado un giro brusco, brutal y fundamental en la política económica del Ejecutivo.

-La nueva política socio-laboral y el abandono de determinados principios pueden hacer salir a Rodríguez Zapatero de la Moncloa.

-No he hecho ningún análisis, pero a bote pronto creo que no tiene por qué. Si eso se interpreta en un escenario de sustitución del actual presidente por la mayoría del partido socialista ni lo veo ni lo concibo. Luego, serán los ciudadanos los que tendrán la última palabra sobre si se produce un cambio en la Moncloa.

-¿Existe enfrentamiento sindicato-partido en la familia socialista?

-Lo que existe es discrepancia frontal entre las políticas del Gobierno de la nación y las posiciones del sindicato. Al final, el Gobierno ha asumido que hay que adaptarse a las circunstancias que imponen otros (mercados financieros) aunque no estén las decisiones que se derivan de esas circunstancias en concordancia con lo que defiende el sindicato, pero UGT va a defender sus convicciones.

-¿Qué diferencia hay entre este momento y cuando comenzaron las desavenencias con el Gobierno de Felipe González?

-Hay diferencias notables. La primera es que todos hemos aprendido y ganado en serenidad. La autonomía e independencia de la UGT es un elemento respetado y respetable que está fuera de toda discusión. Otra diferencia es que estamos en una crisis económica brutal sin precedentes y la huelga general del 14 de diciembre de 1988 se llevó a cabo en una etapa de crecimiento económico en la que discutíamos cómo se repartían los frutos del crecimiento. Otro elemento real es el hecho de que entonces la derecha no tenía expresión política consolidada y el gobierno de Felipe González gozaba de mayoría absoluta.

-¿Existe una campaña orquestada contra UGT y CC OO?

-Nunca he tenido la tentación de buscar conspiraciones. Sin embargo, creo que hay un ataque peligroso contra el movimiento sindical confederado y de clase, porque somos un obstáculo para conseguir la desregulación de todos los mercados (laboral, sanidad, educación, pensiones públicas, etc.) que no sean el financiero. Existe una oleada de que hay que buscar ya la solución final de manera que se ha impuesto una lógica infernal. Pero estas tentaciones han existido en el pasado, si bien es verdad que sin este elevado grado de virulencia. Y ya se ve aquí seguimos y seguiremos.

-¿A esta campaña de desprestigio se ha sumado la posición de UGT y CC OO en la huelga del Metro de Madrid al no defender el cumplimiento de los servicios mínimos?

-El origen del conflicto del Metro está en el incumplimiento fragante del convenio colectivo. El Gobierno de la comunidad ha aprovechado, sin estar obligado, el decreto del plan de ajuste del Gobierno central para bajar el salario a los trabajadores. La situación se agravó con unos servicios mínimos abusivos que cercenaban el derecho de huelga.

-Pero insisto, su postura no se ha entendido.

-Hemos pedido disculpas por los problemas serios que han padecido los ciudadanos que tenían que trasladarse por Madrid, pero los trabajadores tienen que saber conjugar el hoy por mí y el mañana por ti. Saben que si los sindicatos asumimos pasivamente la vulneración de un convenio o la reducción del derecho de huelga se puede terminar por cualquier esquina.

-¿Puede explicarse?.

-Sí, que los conflictos empiezan por una empresa pública y pueden continuar por cualquiera del sector privado.

-¿Necesita el país una ley de huelga?

-Es un debate que aflora como el Guadiana cada vez que hay una convocatoria de huelga. Ya se analizó en su día. La Constitución española respalda de manera fundamental el derecho a la huelga. Otra cosa es que haya que discutir sobre el concepto de servicio esencial y sobre los servicios mínimos de ese servicio esencial para evitar la arbitrariedad de las administraciones públicas al poner los servicios mínimos. Por ejemplo, en el caso del Metro de Madrid, el metro es un servicio básico pero no único. En Madrid las ofertas de movilidad son de hasta tres ó cuatro clases, es decir, en muchas zonas están duplicadas, triplicadas o cuadruplicadas con los trenes de cercanías, autobuses públicos y taxis. Hay que hablar con serenidad y en frío.

-¿Cómo ve el seguimiento de la huelga del 29 de septiembre?

-Tenemos que hacer un esfuerzo muy importante. Debemos conseguir llegar al tuétano de los centros de trabajo. Tenemos que explicar lo que nos jugamos el 29 de septiembre, que se puede resumir en que por primera vez hay un riesgo escalofriante de que nuestros hijos vivan con peores derechos, condiciones laborales y salarios y con más precariedad. Un esfuerzo histórico que ha permitido que nuestros padres vivieran con mayor desahogo que nuestros abuelos, y nosotros que nuestros padres, se puede truncar.

-¿Por qué?

-La reforma laboral, los recortes en pensiones, los ajustes en general apuntan en esa dirección. Por lo tanto, el 29 de septiembre las clases trabajadores de este país tienen que decir que «así, no» y esto es lo que vamos a explicar hasta la extenuación en las empresas.

Salarios bajos

-¿Se acabó el vivir por encima de nuestras posibilidades?

-Eso serían otros. En España los salarios son de los más bajos de la eurozona; las jornadas laborales, de las más largas; las pensiones, de las más bajas; y la diferencia del gasto en sanidad, educación, tecnología. es muy notable en relación con los promedios. Es decir, la fiesta no la disfrutaron los trabajadores y encima sigue para quienes han provocado esta situación.

-Y después del 29-S, ¿qué?

-Vamos a ganar el 29 de septiembre y luego habrá que saber gestionar el resultado de la huelga. Las huelgas siempre dan un rendimiento favorable para los trabajadores. Pero una vez que pase el espejismo del crecimiento del empleo en estos meses de verano, quienes vamos a estar en condiciones de preguntar al Gobierno y ¿ahora qué? somos las organizaciones sindicales cuando se compruebe que las medidas no crean empleo, ni resuelven la temporalidad, y que por facilitar el despido aumentan el paro. Además, las expectativas de recuperación económica se alejarán.

-¿Prevé más huelgas contra Zapatero en esta legislatura?

-No lo sé. Recuerdo que allá por finales de los 80 estuvimos abocados a convocar una serie de huelgas, en distintas legislaturas. No tenemos vocación de que esa situación se produzca.