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Fútbol | SUDÁFRICA 2010

Una cita con la historia en Ellis Park

La selección española intentará meterse entre los cuatro mejores del mundo ante Paraguay, que busca su primera presencia en semifinales

JON AGIRIANO
ENVIADO ESPECIALJOHANNESBURGOActualizado:

No es fácil hacer historia. Nunca lo ha sido. Las tareas de los héroes requieren de grandes dosis de sufrimiento y de adversidades de todo tipo. Hay que subir montañas nevadas, surcar mares embravecidos, matar dragones o cíclopes... Cosas así. Los jugadores de la selección nacional lo comprobaron en Ellis Park, un estadio mítico que ayer entró en la leyenda del fútbol español. Por primera vez en un Mundial, España ha cruzado la frontera de los cuartos y ha alcanzado, por fin, esas semifinales que se han resistido durante tantos años. Se acabó la maldición. la roja logró el objetivo en un partido trabado, de una tensión extrema. Por momentos, una película de suspense. Paraguay vendió cara su piel, con su bravo orgullo de siempre. Tuvo su gran oportunidad en un penalti que Casillas atrapó a Cardozo en el minuto 57, pero la desaprovechó. No era su noche. Era la de España, que sin jugar a su nivel, víctima de una ansiedad de la que no pudo desprenderse en los noventa minutos, acabó ganando el partido con un nuevo gol de Villa.

Como sucedió ante Chile, las alarmas que había encendido Paraguay no eran infundadas. Tata Martino ha bebido de las fuentes de Marcelo Bielsa y bien que se le nota a su tropa, que por encima de su calidad técnica es un ejemplo de buena organización. Orden y solidaridad, podría ser su lema. Cada peón guaraní conoce perfectamente su trabajo y lo realiza con una fe encomiable. Los jugadores españoles, que a los cincuenta segundos ya recibieron un susto en un disparo de Santana, supieron desde el principio que les esperaba un trabajo muy duro en Ellis Park. Tenían enfrente a un rival incomodísimo y con el partido perfectamente estudiado. Con la ayuda de Riveros, que presionaba como un tigre por el centro a Busquets, Cardozo y Valdés impedían que España saliera con el balón jugado, lo que ya era un serio problema. No el único, ciertamente. Cáceres y Barreto trajinaban sin pausa para ahogar a Xavi y, en la banda izquierda, Verón recibía todo tipo de ayudas para tapar las entradas de David Villa, el mayor peligro del equipo nacional.

Exigida al máximo, España necesitaba explotar todo su talento si quería acercarse a la portería de Villar. Durante la primera mitad, no acabó de hacerlo. 'La roja se pasó más de veinte minutos intentando descifrar el jeroglífico de Tata Martino y no encontró la solución. Por el centro no consiguió hilar y por las bandas sólo encontró algo de luz en dos entradas al área de Villa y de Torres, casi seguidas, en el minuto 25 y 26. Eso y una volea de Xavi que se fue alta fue todo el bagaje ofensivo de la selección española hasta el descanso.

Ni en sus mejores sueños hubiese imaginado Villar tan poco trabajo ante una serie de futbolistas que conoce muy bien. Pero la realidad es que España estaba atrancada, sin aire, como si la presión del partido le impidiera soltarse. Tocaba poco y, desde luego, sin la velocidad que exigían los guerrilleros guaraníes, que aparte de defender como si les fuera la vida también se estiraron en un par de contras peligrosas. Una de ellas, allá por el minuto 40, terminó en un gol de Valdez que el árbitro anuló por fuera de juego de Cardozo.

Cesc por Torres

Todo siguió igual en la reanudación y Vicente del Bosque tardó once minutos en tomar medidas. Metió a Cesc en lugar de Torres, que sigue en stand by. Lo cierto es que no hubo ni tiempo para valorar el cambio porque el partido vivió, de repente, unos minutos de infarto. Una locura. Todo comenzó con un penalti de Piqué a Cardozo que éste no supo transformar. Casillas estuvo espléndido y lo atajó. En la siguiente jugada, la pena máxima cayó en la otra área y, aunque Xabi Alonso lo transformó en primera instancia, Carlos Batres lo mandó repetir. El tolosarra falló en el segundo intento. Eso sí, todo lo puntilloso que estuvo el árbitro guatemalteco para ver cómo algunos jugadores españoles entraban al área antes de tiempo en el primer lanzamiento no lo estuvo para pitar el penalti clamoroso que Villar le hizo a Cesc en el rechace del segundo.

Tras el paso del huracán, el partido entró en un período de calma tensa. Los dos equipos se miraban a los ojos y la tensión flotaba en el aire, cortante como nunca. ¡Había tanto en juego! Del Bosque apostó por Pedro en lugar de Xabi Alonso en busca de una mayor verticalidad. El cambio tardó en surtir efecto, pero cuando lo tuvo fue definitivo. Hubo que esperar al minuto 82 para que, tras una buena jugada de Iniesta, Pedro disparara al palo y su rechace lo pescara Villa, que hizo el 1-0 después de que el balón rebotara en los dos postes. El suspense fue máximo y no terminó ahí, ya que los paraguayos estuvieron a punto de empatar a dos minutos del final en un disparo de Barrios que se le escapó a Casillas. Menos mal que el capitán, uno de los héroes del partido, le sacó el rechace a Roque Santa Cruz. En esa jugada quedó sellada una victoria histórica con la que España entra en otra dimensión. El camino continúa. Sigue la aventura de Sudáfrica. El miércoles espera en Durban Alemania, que bien podría ser el dragón o el cíclope de los que hablábamos al comienzo de esta crónica.