Retratarse juntos
Actualizado:Para simular compenetraciones políticas no hay nada mejor que fotografiarse sonriendo. Se requiere la suficiente dosis de hipocresía para mantener unidas las manos durante mucho más tiempo del que se necesita para saludarse. La sonrisa, que es un don, y por lo tanto de linaje divino, le ha sido concedida a mucho don nadie. El presidente de la Generalitat de Cataluña, José Montilla, que es andaluz de importación, y Artur Mas, se han convertido en hermanos siameses. Groucho Marx decía que no es la política lo que hace extraños compañeros de cama, sino el matrimonio, pero eso no está probado. Es la conjura para dejar sin efecto el fallo del Estatuto y convertir en papel higiénico el papel del Tribunal Constitucional, pero al resto de los españoles nos preocupa, incluso más que las tensiones centrífugas, la tensión arterial de nuestra economía, o sea, la subida del IVA.
Decía Dámaso Alonso que vivimos "en el siglo de las siglas".
Ahora todo corresponde a unas iniciales mayúsculas más o menos siniestras. Cuánto mejor hubiese sido continuar habitando en 'el siglo de las cigalas', pero se han acabado bruscamente los buenos tiempos. El ladrillo fue la biblioteca de nuestro bienestar, pero su derrumbamiento nos obliga a caminar entre escombros. Aumentan los robos, la prostitución, las protestas y los aspirantes a cargos políticos que prometen solucionar esas cosas, pero el aumento más sensible es el del IVA. De él no se libra nadie, salvo algunos liberados sindicales y algunos consejeros autonómicos.
Familia que permanece unida puede quedar deshecha si tiene que pagar más impuestos. El Gobierno no puede ignorar que gravar el consumo equivale a disminuir el número de consumidores. La gente que deja tomarse una copa está poniendo en el paro a un camarero que dependía de él y que era su amigo y su confidente, aunque nunca se hubieran retratado juntos.