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Sociedad

Los errores de la National Gallery

El museo londinense dedica una exposición a las falsificaciones y falsas atribuciones de su colección descubiertas por su equipo científico

LOURDES GÓMEZ
LONDRES.Actualizado:

No es oro todo lo que brilla. Y hasta las grietas pueden engañar. Ambas conclusiones se desprenden tras recorrer la nueva exposición de la National Gallery de Londres, dedicada a las falsificaciones, errores y sorpresas descubiertas en su colección a lo largo de los años. La muestra, que se inauguró ayer y con entrada gratuita, se adentra en el trabajo del departamento científico y del grupo de restauradores de la institución, que analizan y preservan un tesoro nacional especializado en ocho décadas de pintura europea, desde 1260 hasta principios del siglo XX.

'Inspección detallada', título de esta peculiar exploración, reúne 40 obras de arte repartidas en tres grandes secciones: falsificaciones, errores y descubrimientos. Todos los cuadros proceden de la colección de la pinacoteca británica. «Es importante que la gente vea lo que hacemos. Es un trabajo fascinante, pero su difusión se limita por lo general a círculos reducidos de expertos. Tenemos pocas ocasiones para lucirnos», señala con orgullo Rachel Bilinge, restauradora y única responsable de la cámara de rayos infrarrojos de la pinacoteca.

Lejos de ser un fenómeno reciente, las falsificaciones se remontan a la Roma Imperial y, en particular, a la producción escultórica. «Había una gran demanda de esculturas griegas y copiaban las obras clásicas», explica Ashok Roy, director de investigación científica y comisario de la exposición. Copias de obras pictóricas se hacían -y continúan ejecutándose- por motivos lucrativos y fraudulentos o para propagar la obra de maestros anteriores. En 1923, la pinacoteca compró un retrato renacentista creyendo que se trataba del Duque de Urbino (1422-1482). La adquisición se celebró en su día como un ejemplo excepcional de pintura italiana del siglo XV. Cuatro décadas después, pruebas de laboratorio confirmaron que se trataba de una falsificación ejecutada en el XIX. «Se descubrió que las grietas de la tabla no eran producto del paso del tiempo, sino artificiales. Además, la superficie estaba cubierta con una capa de resina que no se utilizaba antes del XIX», observa Roy.

Su labor se centra en la sala de rayos X y micrografía, donde se almacenan minúsculas muestras de pintura montadas en bloques de resina transparente. Las muestras se extraen de los bordes de un cuadro o de secciones dañadas y permiten descubrir las distintas capas de pintura o barniz. «Conocemos los materiales empleados y la forma en que se han aplicado. Nos descubre la estructura y condición de la pintura, pero no nos aporta información sobre las distintas capas que contiene una obra», especifica.

La tecnología relacionada con la radiación infrarroja, desarrollada en la última década, permitió 'desnudar' un cuadro, dejando al descubierto las primeras marcas y trazados originales del lienzo o la madera. 'La Madonna dei Garofani' se descartó como un genuino Rafael ante las dudas suscitadas por un experto en 1835. El marco llamó la atención del actual director de la National, Nicholas Penny, quien lo consideró demasiado lujoso para una obra que se tenía como una simple copia del maestro italiano. «La cámara de infrarrojos desveló un boceto original típico de Rafael. Tenía pequeñas diferencias respecto al trabajo final que demuestra que su autor cambió de parecer a medida que pintaba el cuadro. Un copista no hace bocetos y nunca se hubiera desviado de la composición original que está copiando», explica Bilinge. Nadie duda hoy en la pinacoteca de que esta Madonna es un original de Rafael.

Motivos estéticos

«Nuestra política se asienta en la cautela. No nos arriesgamos en absoluto. La seguridad de la obra es esencial y, si no estamos seguros al cien por cien, ni limpiamos ni restauramos un cuadro. Pero, realmente, con los avances actuales, la limpieza de una obra solo crea controversia por motivos estéticos», añade Roy.

La técnica se consolida pero no resuelve todas las incógnitas. La restauración del 'Retrato de Alexander Mornauer' echó por tierra la teoría de que el retratado era Lutero y su autor Holbein el Joven, como se creía hasta hace unas décadas. La pintura se había modificado en el siglo XVIII con un pigmento azul muy utilizado partir de 1720. Los expertos de la National confirmaron que la tabla se pintó dos siglos antes, pero aún se desconoce la identidad de su autor.