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El mérito del apellido con doble 'f'

CHRISTIAN WULFF Nuevo presidente de Alemania

BERLÍN. Actualizado: Guardar
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Cuando Angela Merkel designó a Christian Wulff como candidato a la Presidencia la prensa germana se interrogó sobre las cualidades que hicieron merecedor de esa elección al político de 51 años. Algunos medios recordaron que su principal mérito era su larga militancia de 35 años en el partido cristianodemócrata y no pocos sugirieron que la canciller había optado por el jefe del Gobierno de Baja Sajonia para eliminar a un rival que tarde o temprano terminaría por intrigar contra ella.

En la larga serie de artículos destinados a dibujar su perfil, los lectores pudieron enterarse de que Wulff logró hacer carrera en la CDU gracias a una filosofía que pretende ahora impulsar desde su nuevo cargo. Utilizó una analogía de fútbol para describir cómo logró sobreponerse a dos graves derrotas políticas. «Me gusta ir al ataque desde el mediocentro», confesó.

Pero la mayoría de los comentaristas coinciden en retratar a Wulff como a un político provinciano, amable y risueño, pero aburrido. «Es brutalmente superficial», se atrevió a escribir el semanario 'die Zeit'. «Lo más interesante de Wulff parece ser el hecho de que su apellido se escribe con dos 'f'», añadió.

Gentil y pacífico

Respuesta de Wulff: «El futuro pertenece a aquellos que son gentiles en espíritu y pacíficos». Es cierto, Christian Wulff, es gentil y pacifico, tiene fama de utilizar un tono suave y una sonrisa amable para alcanzar sus objetivos, pero también el nuevo presidente de Alemania, a diferencia de su antecesor, es un hombre que ha dedicado toda su vida al partido. En otras palabras, un clásico producto del sistema político germano.

A pesar de su identificación total con la CDU, Wulff intentó mostrar en las últimas semanas un perfil moderno y buscó alejarse tímidamente del paraguas protector del aparato y de la jefa de gobierno para ofrecer una imagen más acorde con su nuevo cargo. Aunque quien llevará aire fresco al viejo Bellevue es la juventud y frescura de su esposa Bettina. La futura primera dama, además de ser la primera inquilina del palacio en lucir un tatuaje en su brazo derecho, es divertida al mismo nivel que tedioso su marido.