Merkel y Wulff, el nuevo presidente, votan en el Reichstag. A la izquierda, Gauck, candidato del SPD, con la mujer de Wuff. :: REUTERS
MUNDO

El liderazgo de Merkel se tambalea

La canciller se ve obligada a afrontar tres votaciones para que su candidato sea elegido presidente del país ante la división de la coalición de gobierno

BERLÍN. Actualizado: Guardar
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La Asamblea Federal, un gremio especial integrado por los 622 diputados del Bundestag y otro número similar de delegados designados por los parlamentos regionales de los dieciséis estados federados, necesitó ayer tres rondas para refrendar al candidato de la alianza gubernamental, el cristianodemócrata Christian Wulff, como nuevo presidente de Alemania. El tardío triunfo provoca, sin embargo, una dramática derrota para la canciller, Angela Merkel, porque un grupo de rebeldes de la alianza gubernamental ignoró la autoridad de la jefa del gabinete y vetó a Wulff en las dos primeras votaciones.

Merkel necesitaba con desesperación un victoria clara y decisiva de su aspirante en la primera vuelta para poder impulsar nuevamente su liderazgo y ofrecer al país una imagen de unidad. Pero la alianza gubernamental, que contaba con una cómoda ventaja de veintiún votos en la Asamblea federal, no logró obtener la mayoría absoluta en las dos rondas iniciales.

Christian Wulff recibió sólo 600 votos en la primera y 615 en la segunda, dos resultados por debajo de los 623 que necesitaba y muy inferiores a los 644 votos que reunía sobre el papel la coalición gubernamental. En cambio, Joachim Gauck, el carismático candidato del Partido Socialdemócrata y los Verdes, obtuvo 499 apoyos en un principio y 490 después, gracias al veto a Wulff de los rebeldes de la alianza.

«Tal vez alguien quiso enviar un mensaje a los dirigentes. Gran idea, pero un mal día», dijo Wolfgang Bosbach, un dirigente de la CDU, al comentar el drama político que vivió ayer la canciller. «Cualquiera que piense que ésta ha sido una buena jornada para el Gobierno se equivoca. La política es un deporte de equipo y cuando se llega a una elección hay que permanecer unidos», añadió

El portal digital del semanario 'der Spiegel', en cambio, calificó el desenlace como la «mayor bancarrota» de Merkel, a quien culpó de haber cometido un error capital. «Su candidato ni siquiera impresiono a su propia gente», señaló.

El drama político que vivió ayer la jefa de gobierno comenzó a gestarse cuando el presidente del Bundestag, Norbert Lammert, dio a conocer el resultado de la primera vuelta. Un murmullo invadió el recinto del Reichstag al anunciarse que el candidato de la coalición gubernamental había obtenido sólo 600 votos, 44 menos de los de la contaba sobre el papel. «Fue un golpe en plena cara para la canciller», señaló Gerth Langguth, conocido politólogo y autor de su biografía, al comentar el impacto que tuvo la primera revuelta interna de los electores. «Ella nunca esperó que tantos votarán contra Wulff», añadió.

Sin autoridad

La rebelión deja al desnudo un aspecto que muchos comentaristas ya habían pronosticado en vísperas de la crucial elección. Después de ocho meses de gobierno, Angela Merkel carece de la autoridad suficiente para mantener el orden y el control en las filas de la alianza gubernamental.

Consciente de la tormenta que se avecinaba, se reunió con los grupos parlamentarios para pedirles que olvidaran rencillas pendientes y cerraran filas en torno al candidato. «Tenemos una responsabilidad común para alcanzar metas políticas conjuntas», dijo la canciller.

Todo inútil. Las divisiones internas y una serie de cuentas pendientes de grupos desplazados por la propia Merkel o descontentos con su liderazgo volvieron a hacer fracasar a Wulff en la segunda vuelta, donde también necesitaba una mayoría absoluta de votos.

La tragedia política fue total cuando la Asamblea Federal eligió finalmente a Christian Wulff con 625 votos en votación por mayoría simple, un triunfo holgado, pero también polémico que marcará el resto de la legislatura. Porque ganó gracias al apoyo indirecto que recibió del partido La Izquierda, que, después de una intensa reunión con los líderes de SPD y los Verdes, negó su apoyo a Joachim Gauck y recomendó la abstención a sus electores.