Vecinos de la localidad mexicana de Chetumal examinan los daños producidos por el huracán 'Alex' en un embarcadero deportivo. :: REUTERS
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El huracán 'Alex' deshace los trabajos de BP para detener el vertido

El primer ciclón de la temporada alcanza el Golfo de México y amenaza con llevar la mancha hasta la costa de Luisiana

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Si algo le faltaba al desastre del Golfo de México para hacerlo más trágico todavía era un huracán. Desde anoche, el drama está servido. 'Alex', el primero de la temporada, llega mucho más temprano de lo que acostumbran los de su clase, en un augurio de lo virulento que será el verano.

El fenómeno se ha saltado la península de Yucatán y se dirigía ayer hacia el Golfo de México, donde toda la flota de pequeños barcos que ayudaban en las tareas de limpieza tuvieron que retirarse ante el tamaño de las olas. Los vientos de hasta 130 kilómetros por hora estaban lejos de devastar el área más vulnerable de Luisiana, pero los meteorólogos advertían de que llevarán la mancha de petróleo a la costa.

El modesto huracán de categoría 1 dejará unos treinta centímetros de lluvia en la región y no supone una gran amenaza para la población, aunque veintiocho plataformas del Golfo de México han tenido que ser evacuadas. Con todo, el verdadero peligro es ecológico, ya que la marea negra llegaría con olas de tres metros al Delta del Mississippi, saltándose con fuerza las barreras que el Ejército ha instalado sin descanso en los últimos dos meses. Muchas de las barcazas colocadas estratégicamente para proteger las marismas han tenido que ser retiradas.

«Lo más triste es que llevábamos tres semanas sin que llegaran grandes cantidades de vertido a las playas», objetó lacónico el técnico marino Michael Malone a la agencia Associated Press. «Esto tira por la borda todos los progresos que habíamos hecho».

Intensa temporada

Se esperaba que el ojo del huracán tocase tierra en un área poco poblada entre las ciudades fronterizas de Matamoros (México) y Brownsville (Texas). Paradojas de la meteorología, los expertos preferían que se hubiera movido en la dirección de Estados Unidos para los que vientos soplaran en dirección contraria y empujaran el vertido de petróleo hacia alta mar.

Es sólo el principio de una temporada que se prevé como una de las más intensas meteorológicamente hablando. BP puede esperar como mínimo grandes parones como éste y muchos pasos atrás en las operaciones para perforar dos pozos alternativos que alivien la presión del escape. Una labor que se espera como la solución definitiva, pero que no se planea completar hasta septiembre.

La compañía espera recoger unos 53.000 barriles de crudo diarios, que, a finales de julio, llegará hasta el 90% del vertido. Los expertos, sin embargo, temen que el pozo arroje 100.000 barriles diarios. Por eso el Gobierno ha empezado a hacer algo que no va con sus hábitos: aceptar ayuda extranjera. Según el Departamento de Estado, doce países contribuyen desde el martes a combatir la catástrofe ecológica, sin que se conozcan más nombres que Japón.

Otros empiezan a buscar soluciones extremas. Bill Clinton ha sorprendido al apuntarse a una de las más controvertidas, la llamada opción nuclear, que para el ex presidente no requiere una bomba atómica sino una convencional. Consistiría en volar la entrada del pozo construida en el fondo de mar para bloquearla con toneladas de cemento.